Amurrio. "Nos ha salido un día estupendo, en cuanto a clima se refiere, y eso es el 80% del éxito de esta fiesta. Hemos tenido que ir a pedir más hielo para mantener frías las botellas, y estamos francamente contentos por la asistencia de público". Éstas fueron las palabras con las que el gerente de Arabako Txakolina, Josean Merino, resumió ayer lo acontecido en torno a la decimoquinta fiesta del txakoli alavés, que acogió la villa ayalesa de Amurrio. De hecho, el XV Txakolin Eguna fue un hervidero de gente que, atraída por la llegada del sol y el aroma del oro líquido de los campos ayaleses, consumió a lo largo de la jornada dos mil litros del caldo protagonista.
El éxito de la cita hizo que los txakolineros olvidasen por un día sus preocupaciones por el estado de las plantaciones. No en vano, prevén una caída de producción, ya que las heladas han afectado a un 13% del viñedo, aunque se está intentando recuperar. Ayer, no obstante, se dedicaron en cuerpo y alma a festejar la histórica cosecha de 2012, ya que ha superado todos los récords de producción, poniendo en el mercado 600.000 botellas, un 45% más que en la anterior campaña.
La nota predominante de la jornada fueron las colas. Primero para la adquisición de tickets, y después para lograr el ansiado trago de txakoli en cualquiera de las txosnas de las ocho bodegas de Arabako Txakolina. Pero para beber hay que saber comer, y a ello ayudaron los stands de txistorra, pintxos morunos y morcilla de Amurrio, hamburguesa de Urkaiko, panceta y cabezada de Basatxerri, anchoas de Getaria y pollo Lumagorri.
A todos ellos se les sumaron los cocineros de la Federación de Sociedades Gastronómicas de Álava (Boilur) que distribuyeron entre los asistentes 1.200 raciones de bacalao ajoarriero. "Los stands de comida más exitosos siempre son el de bacalao y anchoas, porque se trata de productos que hacen un gran maridaje con el txakoli", apuntó Merino.
Los que tampoco dieron abasto para atender al personal fueron los 18 bares del municipio que se ofrecieron a colaborar con la jornada vendiendo un pintxo, junto con una copa de txakoli alavés, por el precio de 1,80 euros. La jornada, que contó con la animación de la fanfarre de Salinas de Añana, también hizo un hueco al homenaje con la entrega de la distinción Txakoli Alavés 2013 a Juanjo Hidalgo y Félix Mugurutza, editores de la revista cultural ayalesa Avnia, porque "ya era hora de premiarles todo el gran trabajo de investigación etnográfica que han hecho de esta comarca, gracias al que han salido a la luz curiosidades de la producción del txakoli desconocidas que, si no es por ellos, se hubieran perdido", justificaron.
Fue sin duda el acto más emotivo de la cita, ya que tras diez años, 32 números, 271 artículos, más de 90.000 ejemplares vendidos y 1.200 suscriptores, los creadores de la conocida como National Geographic vasca han decidido colgar el bolígrafo, aunque -según explicó Mugurutza- "Juanjo seguirá con sus investigaciones arqueológicas y yo con mis trabajos en torno a la toponimia, porque esta década nos ha enriquecido, no el bolsillo, pero sí el espíritu, ya que ha sido como realizar un máster de historia con los mejores. Algo impagable, al que se le ha sumado este homenaje que no hubiésemos imaginado ni por asomo cuando nos embarcamos en esta aventura, por lo que queremos dar las gracias".
Uno de los actos del Txakolin Eguna de ayer en Amurrio fue motivado, precisamente, por las investigaciones de Hidalgo y Mugurutza, ya que "han sido ellos los que nos han explicado que la ancestral costumbre de elaborar garrafa no se circunscribe, únicamente, al vecino municipio de Orozko, sino que era una práctica en todo el valle", explicó el gerente de Arabako Txakolina.
Y es que estaba previsto traer a los expertos vizcaínos (llevan una década organizando un concurso de garrafa) para que ofrecieran una demostración y degustación de esta antigua receta de granizado de txakoli, que se llevaba a las romerías en una época en la que no existían los frigoríficos. Pero "se nos salía de presupuesto y, al conocer que también se hacía en nuestros pueblos y localizar a vecinos que aún conservan el aparato, hemos instado a la bodega Beldio a hacer una degustación de garrafa del Valle de Ayala, con la intención de fomentar un concurso en el Txakolin Eguna del año que viene", adelantó.
En concreto, se trata de una bebida hecha en forma de granizado a base de vino blanco o txakoli, agua, brandy, azúcar y limón, que se prepara con heladeras tradicionales. Unos aparatos, hoy en desuso, que consisten en una cuba de madera -donde se introducía antaño el hielo procedente de los neveros de montaña- una manivela y un calderín que, en conjunto, permiten granizar los líquidos, dando a la bebida un sabor único y especial que, el público presente ayer en Amurrio tuvo la oportunidad de comprobar.