Madrid. Los presuntos miembros del comando Otazua de ETA Iñigo Zapirain, Beatriz Etxebarria y Daniel Pastor se negaron a declarar ayer en el arranque del juicio por el asesinato de Eduardo Puelles en junio de 2009, al no reconocer la legitimidad del tribunal. Sí tomó la palabra la viuda del inspector de la Policía española, Francisca Hernández y Sotelo, quien aseguró en la Audiencia Nacional que "aquí solamente tienen derechos los asesinos".
A la pregunta de en qué ha cambiado su vida tras el asesinato de su marido a manos de ETA, Hernández y Sotelo aseguró tajante que "mi vida no es vida". "Mi vida ha cambiado totalmente. Yo tenía una vida normal", señaló, para añadir que "siempre se habla de los Derechos Humanos" y que, a su entender, "aquí derechos sólo tienen los asesinos". Sobre el atentado, la viuda de Puelles relató que, tras oír la explosión, enseguida se dio cuenta de que "era él, por el tiempo transcurrido" desde que el inspector de policía bajó de su casa a las 8.55 horas hasta el momento de la explosión a las 9.05 horas.
Antes del comienzo de la vista, Josu Puelles, hermano del inspector jefe de la Policía, pidió justicia para las víctimas del terrorismo y denunció el cambio "a peor" de la política penitenciaria con los presos de ETA. A su juicio, los pasos que se están dando son erróneos y van contra la dignidad de las víctimas del terrorismo.
En lo que a los tres procesados se refiere, Beatriz Etxebarria se dirigió en castellano al tribunal desde el recinto blindado de la sala desde donde realizaron las declaraciones, y denunció los malos tratos que presuntamente sufrieron en sede policial tras su detención el 1 de marzo de 2011. Ninguno de los tres contestó a las preguntas formuladas por la Fiscalía ni a las acusaciones, que conforman la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT) y el Sindicato Profesional de Policía (SPP), personados como acusación popular y particular.
Según el fiscal, los tres miembros del comando se dedicaron, entre otras actividades, a anotar las matrículas de los vehículos aparcados en las inmediaciones de la Comisaría de Policía en el barrio de Indautxu por si en alguna ocasión los identificaban en otro lugar. En 2008, durante una cita en el barrio de La Peña, Pastor detectó un vehículo del que recordaba la matrícula y comprobó que lo conducía Puelles, que además era vecino de un familiar suyo.
En la noche del 18 al 19 de junio de 2009, Etxebarria condujo en su coche a sus compañeros hasta el lugar en el que estaba estacionado el vehículo de Puelles en un aparcamiento del barrio de Santa Isabel en Arrigorriaga y mientras Zapirain y Pastor insertaban la bomba lapa en los bajos del coche, ella se quedó vigilando. Sobre las 9.05 horas del 19 de junio, Puelles arrancó su coche, "activándose el artefacto explosivo", que acabó con la vida del policía.
Por último, los agentes de la Guardia Civil que participaron en las detenciones, los registros y la toma de declaración a los tres acusados dijeron que todo el proceso se llevó a cabo con las "formalidades legales" y que los procesados firmaron sus declaraciones "voluntariamente". Agregaron que en los registros realizados en los domicilios de los acusados se hallaron explosivos, detonadores e iniciadores de artefactos lapa, armas e incluso documentación falsa de Daniel Pastor.