vitoria. Alexander Martínez, un joven de 34 años afincado en Gasteiz desde hace doce, presentó este pasado lunes una denuncia por lesiones y daños contra la Ertzaintza pocas horas después de ser arrestado de madrugada en la calle Los Herrán durante una espectacular intervención policial. Las versiones de las dos partes implicadas en este caso difieren totalmente. Según la oficial, dos agentes de paisano que circulaban por Manuel Iradier observaron cómo el joven conducía su Toyota Avensis "de forma anómala, zigzagueando y pasaba un semáforo en fase roja", por lo que intentaron darle el alto mostrándole uno de ellos "su acreditación profesional". En ese momento, Martínez habría arrancado el coche "bruscamente, obligando al ertzaina a apartarse para evitar ser atropellado".

Fue en ese momento cuando se inició una persecución que concluyó poco después junto a la estación de autobuses, donde varias patrullas esperaban al vehículo, con la detención del joven. "El único ocupante se negó a salir y fue necesario romper una ventanilla para proceder a su detención y poder retirar el automóvil de la vía", aseguró la versión oficial.

Martínez, a quien se le acusó de un doble delito de atentado contra agentes de la autoridad y desobediencia, no dudó en personarse en el Juzgado de Instrucción número 4 de la capital alavesa para denunciar una actuación, a su juicio, "totalmente desproporcionada" de la Ertzaintza, acompañada también por un parte médico de lesiones que recogió "contusiones múltiples".

Siempre según el testimonio de Martínez, esa madrugada se dirigía a su domicilio desde casa de su hermana y ya en la Avenida Gasteiz se percató de la presencia de un Opel Astra Negro que le siguió durante un largo recorrido por las calles de la ciudad. Parque de la Florida, Manuel Iradier, Plaza de Toros, Puente de las Trianas, Universidades, San Antonio... "El coche seguía detrás de mí y pensé que eso ya no era normal". Poco después, de nuevo en Manuel Iradier, Martínez descolgó su teléfono móvil con ánimo de avisar a la Policía porque "ya pensaba que me iban a hacer cualquier cosa", cuando el agente que ocupaba el asiento del copiloto "se bajó de su vehículo y rompió una de mis ventanillas, sin identificarse en ningún momento", con un elemento rígido que podría ser una porra extensible. Preso del pánico, según su versión, Martínez trató de escapar, por lo que aceleró la marcha "pasando varios semáforos en rojo" con la intención de llegar hasta una comisaría de la Policía para denunciar estos hechos.

Entonces fue cuando, según relata, llegó a Los Herrán y se encontró con varias patrullas que le dieron el alto, "apuntando con sus pistolas". "Estaba asustado y sólo levanté las manos. No opuse ningún tipo de resistencia. Entonces me sacaron del coche, me empezaron a dar golpes, me hicieron una llave y uno de los policías me puso su bota en la cara contra el suelo", relata Martínez. En este punto, fue conducido a la comisaría de Lakua. La prueba de alcoholemia a la que fue sometido resultó negativa, según confirmaron ayer a este periódico fuentes del Departamento vasco de Seguridad. Los mismos medios ratificaron la primera versión oficial y precisaron que aún no tienen constancia de la denuncia presentada por el joven, aunque se personarán en los juzgados cuando sean requeridos, si finalmente así sucede.

Martínez, todavía "asustado" por una actuación que a su juicio "no es propia de la Policía", advierte de que tiene el carnet de vigilante y escolta y asegura conocer "cómo se procede en estos casos". "Si me querían parar, ¿por qué no pusieron su coche en paralelo y me dieron el alto? Y en ningún momento se identificaron", insiste. El joven, que asegura que a raíz de este suceso no sale de casa cuando oscurece, espera ahora "que se haga justicia".