PONTEVEDRA. El fiscal considera que el acusado, Fernando C. V., se aprovechó de su parentesco con su víctima y la sometió a abusos y agresiones con penetración "movido por la intención de satisfacer sus deseos sexuales, durante distintos encuentros familiares". El procesado es 16 años mayor que su víctima y cuando supuestamente empezó a cometer los delitos que se le imputan tenía 20 años y ella cuatro.

Según el relato de los hechos del fiscal, el primer delito lo habría cometido en 1993, cuando la menor tenía 4 años y el acusado, que vivía en Agolada, se desplazó al domicilio de los padres de su supuesta víctima en Lalín.

La menor "accedió debido a la relación de confianza que mantenían" y no presentó la primera denuncia hasta seis años después del primer abuso. Pese a que los hechos se denunciaron, según indica el fiscal, se repitieron episodios de agresión durante cinco años más.

A consecuencia de estos hechos, la chica, que en la actualidad tiene 24 años, presenta "síntomas ansioso-depresivos, problemas a la hora de relacionarse con los demás, desconfianza y suspicacia", según el escrito del fiscal, así como "varios problemas de adaptación a nivel personal, familiar, social y laboral".

Nueve años después del último episodio de abusos, los forenses aprecian en ella "una sintomatología de estrés postraumático asociada a los hechos denunciados", según se recoge en el escrito de calificación. El fiscal pide que por estos daños morales causados la indemnice con 65.000 euros.