BERLÍN. Todas las fotografías fueron captadas "sin conocimiento de la canciller" y "sin la debida autorización para su publicación", indicó hoy el viceportavoz del Gobierno alemán, Georg Streiter, tras reincorporarse Merkel a su trabajo después de la Semana Santa.
"Como pueden imaginarse, a nadie en vacaciones le gusta tener la sensación de que se le puede fotografiar desde cualquier esquina con un teleobjetivo", señaló la fuente. Streiter recordó que las fotografías afectan tanto a la esfera privada de la canciller -"habitualmente poco amiga de hacer poses mediáticas", dijo- como a la de sus familiares. El portavoz gubernamental se refirió así a las imágenes publicadas estos días por la prensa de todo el mundo en las que se podía ver a la canciller en bañador, acompañada de su esposo, el catedrático Joachim Sauer, o paseando por la montaña.
En algunas de esas imágenes aparecían también uno de los hijos de Sauer y la esposa de éste, junto a los niños de corta de edad de la pareja, nietos del esposo de la canciller. Merkel y su esposo suelen preservar de la vida pública a su familia y sólo en muy contadas ocasiones -como la apertura de la temporada operística del festival Richard Wagner de Bayreuth- han aparecido acompañados de uno o dos de los hijos, ya adultos, del catedrático.
El alcalde de uno de los municipios de la isla de Ischia lamentó públicamente días atrás la difusión de esas imágenes y pidió a los medios de comunicación respeto a la privacidad de Merkel, a la que se veía en bañador en la piscina de las termas de Afrodita de Sant'Angelo. No es la primera vez que Merkel es víctima de los paparazzi en sus vacaciones en esa isla italiana.
En 2006, un año después de llegar a la Cancillería, Merkel fue captada con un teleobjetivo, también en Ischia, cuando se cambiaba de bañador, de manera que se le veía medio trasero al aire. También entonces, se trató de una imagen "robada" durante sus vacaciones de Semana Santa en esa isla junto a su marido. La publicación de la foto dio entonces la vuelta al mundo, pero la propia canciller advirtió en su momento de que no por ello iba a cambiar de hábitos ni de destino vacacional.