El Papa Benedicto XVI sorprendió ayer a casi todos en el Vaticano anunciando su renuncia para acudir a un monasterio de clausura. El portavoz vaticano, Federico Lombardi, definía como "sorpresiva" la decisión del Papa. La sorpresa fue general, pero no unánime. Hace meses que el cardenal colombiano Darío Castrillón Hoyos había entregado al Pontífice una carta en la que le alertaba que su pontificado iba a durar doce meses. La misiva, en la que alertaba de movimientos conspirativos en los que incluso podría correr peligro su vida, fue entregada en la secretaría vaticana y hecha pública por el diario Il Fatto Quotidiano exactamente el 11 de febrero de 2012. De ahí hasta ayer, justo doce meses después, se han sucedido una serie de circunstancias que sacudieron los cimientos del Estado Vaticano.
Acusaciones conspirativas en torno a la figura de Benedicto XVI tras las cuales se colocaba al número 2, el cardenal Tarcisio Bertone. La corrupción, las cuentas vaticanas y un grupo autodenominado Los Cuervos, empeñados en proteger al Papa de sus enemigos internos, acabaron con el mayordomo papal Paolo Gabriele en la cárcel, perdonado posteriormente por Benedicto XVI. El mayordomo aseguraba que el Santo Padre "era muy fácil de manipular" y estaba en el ojo de un huracán que dificultaba su labor.
Una pelea que parece haber llevado a Benedicto XVI al agotamient,o dejándole sin fuerzas "para ejercer adecuadamente el ministerio petrino", quien insistió en su despedida en que "es necesario también el vigor tanto del cuerpo como del espíritu" y "tal vigor", en los últimos meses, "ha disminuido".
En el Colegio Cardenalicio, del que Ratzinger era decano a la muerte de Juan Pablo II, decían haberse quedado "consternados". Y es que pese a que en Roma hacía meses que se contemplaba la posibilidad, muy pocos creían que se fuera a materializar.
ni enfermo, ni deprimido El portavoz vaticano aseguraba que "ninguna enfermedad le ha llevado a tomar tal decisión". Lombardi tampoco ha visto en el pontífice "signos de depresión ni de desmotivación". No obstante, Lombardi reconoció que "en los últimos meses han disminuido en él las fuerzas físicas", pero negó que los escándalos de pederastia hubieran hecho mella en Benedicto XVI y recordó las palabras del propio Papa cuando arreciaban las denuncias: "Un pastor nunca huye ante los lobos y deja el rebaño solo".
Joseph Ratzinger comenzó su pontificado teniendo que dar explicaciones por haber pertenecido a las Juventudes Hitlerianas y deja el timón de la Iglesia como un Papa duro en su lucha contra el aborto o las prácticas anticonceptivas, pero amante del diálogo con los diferentes y buscador del entendimiento entre las distintas confesiones religiosas e ideologías ateas. Además fue el Papa que pidió perdón a las víctimas de pederastia y a sus familias.
Benedicto XVI dio un impulso definitivo a la Iglesia cubana, que situó como interlocutor privilegiado ante el Gobierno de la isla. Precisamente durante el viaje a Cuba, en el que compartió visita a México, el Papa meditó su renuncia y decidió esperar a ayer para hacerla pública. Cuando el día 28 se haga efectiva su salida, el que podría pasar a ser obispo emérito de Roma, se retirará a vivir en el monasterio de monjas de clausura Mater Ecclesiae, que se encuentra en los jardines vaticanos y fue construido por su antecesor, Juan Pablo II.
Antes, Benedicto XVI pasará por la residencia veraniega de Castel Gandolfo mientras se realiza la elección de su sucesor. El Papa ha seguido meticulosamente las directrices que señala el derecho canónico para presentar su renuncia. De ahí que haya insistido en que ha tomado la decisión libremente ya que ese es un requisito imprescindible para que sea válida la renuncia.
Mientras, según destacan en la propia Ciudad del Vaticano, la jornada transcurría con total normalidad. Los visitantes al pequeño Estado realizaban su recorrido, esperaban sus colas y pasaban por el museo, la Capilla Sixtina, visitaban la basílica de San Pedro... Solo algunos se dieron cuenta de que estaban viviendo un día histórico.
una renuncia comprendida El mundo era recorrido por un sentimiento de comprensión a un octogenario Papa que ha visto cómo trascendían las disputas en su entorno y cómo su mayordomo personal era detenido, juzgado y condenado. Los que le conocen hablan de su espíritu dialogante y conciliador, al tiempo que destacan la valentía de la decisión.
Ahora llega el momento de la especulación, de sondear a los papables y agruparles en corrientes, aunque casi siempre las especulaciones fallan y acaban ardiendo en la estufa situada en la puerta de la Capilla Sixtina. Del Papa que llega se espera una mayor apertura de la Iglesia, que ha perdido parte de la influencia que llegó a tener hace décadas, que acabe con la falta de vocaciones y que vuelva a llenar los templos de fieles.
Del que se va se recordará su renuncia, su viaje a Cuba, su intransigencia con el aborto o la anticoncepción, el encarcelamiento de su mayordomo y su carácter dialogante, pero sobre todo su histórica decisión. Y que nos dijo que en Belén no había ni buey, ni burro y que los Reyes Magos eran andaluces.
Lo que la Iglesia agradecerá es un nuevo giro de timón más acorde con los tiempos, algo que muchos teólogos y católicos de todo el mundo hace tiempo vienen reclamando. Y este es uno de los mejores momentos para ello y para engrandecer la decisión de Benedicto XVI. Aunque no todo el mundo lo vea igual.
El arzobispo de Cracovia, Stanislaw Dziwisz, hombre ligado a Juan Pablo II afeó al Papa su decisión, recordando que, gracias a la fe, su antecesor llevó el Pontificado hasta el final y que "de la Cruz no se desciende".