Bilbao. LA sinergia entre la última planta de Sabin Etxea y el despacho del lehendakari en Ajuria Enea no encontrará durante el próximo cuatrienio elementos de distorsión. Conectados ambos espacios por un partido en exquisita sintonía ideológica y que rema en la misma dirección, la entrega de poderes a Andoni Ortuzar al frente del EBB se ha producido acto seguido de recuperar el bastón de mando de Lakua, bajo el liderazgo de Iñigo Urkullu, y en medio de un panorama interno donde reina la paz en las bases y los cuadros directivos del PNV. Así lo corroboran en los distintos herrialdes algunos de quienes en estos últimos años vienen contribuyendo a tejer esta armonía jeltzale. "Ambos líderes proceden de una cultura y una generación política semejante, algo que será fundamental en la legislatura en curso, tanto en lo que se refiere a la labor institucional como en cuanto a comandar el partido", describe Luis Ortuzar, concejal del PNV en Gernika.

Horizonte compartido dentro de una agenda donde la prioridad del Ejecutivo residirá en hacer frente a la crisis económica, situando en un segundo escalón, no por ello secundario, el objetivo de conseguir un Estado vasco en Europa. La "química y la empatía personal" de sendos abanderados ayuda sobremanera. Lo atestigua Imanol Galdos, exasesor del grupo municipal en el Ayuntamiento de Donostia, quien hace alusión además "al programa electoral, que será la guía en la acción de gobierno", y a la propia "ponencia política de un partido que se encuentra unido y que camina al mismo compás". Asimismo, Josune Irabien, alcaldesa de Amurrio, ahonda en que se tratará de "reproducir la esencia" del PNV "llevándola al modelo de gestión y al que los tiempos que corren exigen". "Que hayan trabajado en equipo y el propio recorrido personal de los dos supondrá un flujo muy positivo", matiza la regidora. "Tanto Iñigo (Urkullu) como Andoni (Ortuzar) poseen un nexo fundamental: es gente acostumbrada a lograr consensos, y eso, en estos cuatro años, será imprescindible", concreta Luis Ortuzar. Una estructura bicefálica que, para Galdos, "es el mejor modelo posible para que no se solape la dirección del país con la del partido, y además muy exportable".

Equilibrio interno Del pasado se ha aprendido a arrinconar viejas polémicas y a no retroceder de nuevo en el marco de una posición tan favorable como la presente. "Les ha tocado compartir mucho en estos años y los dos conocen muy bien el partido, las instituciones y las relaciones que deben producirse". Durante su lustro de presidencia en el EBB Urkullu hilvanó sosiego, guardando equilibrios internos y sin atisbos de desobediencia, y ahora ha cedido el testigo para que todo esto marche por idénticos derroteros, un traspaso de poderes nada tormentoso. La emergencia de país cohesiona además el discurso. Como dice Galdos, "el lehendakari ha marcado muy bien cuál es la prioridad, con seriedad y rigor, algo que va inherente a su personalidad. Ya en sus primeras actuaciones, en este corto periodo de tiempo, las ha impregnado de su estilo e impronta, con temas serios entre manos que obligan a la responsabilidad. Algo que en este momento es más necesario que nunca". Irabien apostilla que "en situaciones complejas es donde afloran las cualidades de cada uno", y redunda en la idea de que "ahora toca la reactivación económica. Los ciudadanos nos piden propuestas concretas que a medio y largo plazo den sus frutos para reflotar el barco". Galdos asiente: "Confebask ya ha vaticinado que se perderán 20.000 puestos de trabajo en 2013, que será un año duro, por lo que habrá que poner ahí los cinco sentidos".

La tirantez hostil entre el pragmatismo y una vía radicalmente menos autonomista, un doble juego que no reparte réditos, no pertenece ya al libreto ni cuando este hace mención a la pulsión militante de dar un empujón a la redefinición del estatus político. "Eso no significa dejarlo en un cajón ni caer en la tentación de aparcarlo siempre para más tarde, pero no es lo urgente", dice Galdos. Para Irabien, "toca trabajar para acabar de blindar nuestro modelo con el Concierto Económico y la Ley de Territorios Históricos. Es decir, asegurar al máximo lo que nos hace diferentes del Estado en cuanto a normativa y funcionamiento". O lo que es lo mismo, Catalunya en el espejo por ser una sensibilidad próxima pero lo justo, "porque somos realidades que no son iguales", coinciden. "Ni siquiera tienen nuestro marco y su situación económica es incluso más grave que la nuestra", matizan.

Desde nafarroa e iparralde En Nafarroa el horizonte se desbroza desde su perspectiva. Quien fuera alcalde de Altsasu, Unai Hualde, redunda en la visión global sobre las relaciones entre el vértice del PNV al frente de Lakua y el correspondiente a su pauta de conducta como partido en sí, "sin fricciones". "No habrá que relajar las pretensiones" en cuanto al avance en soberanía, "pero hay que acertar en el tiempo y los ritmos, aprendiendo del pasado". "Independientemente de los pactos que haya que acordar en unos y otros territorios con los partidos -como ha pasado ahora en Araba y Bizkaia con el PP en el tema presupuestario-, la gente entiende qué es ahora lo básico", constata.

La contingencia también es sumamente particular desde Iparralde. Ander Ugarte, militante jeltzale, confía en la conjunción desde Hegoalde para tratar de ir reparando "un país que tenemos fracturado en tres trozos". "Ahora tenemos cerca un Gobierno para todos los vascos que respetará con responsabilidad cada una de nuestras particularidades. En Iparralde somos 180.000 habitantes, no hay industria, el sector primario va desapareciendo y se basa en el turismo. Con el PNV en Lakua se desarrollará más la relación con la región de Aquitania y el Gobierno francés de Hollande, un aspecto que quizás hasta ahora no se ha podido tanto por culpa de la violencia de ETA, con la finalidad de conseguir una mayor voluntad de respeto para nuestro pueblo. Como partido, aquí no llevamos tantos años en la oferta política y cuesta llegar a la gente porque ésta no se atreve a dar el paso, ya que siempre se hace la amalgama entre ser abertzale y ser de izquierdas. Pero tenemos mucho potencial y nuestra obligación reside en acercarnos más a la calle", explica Ugarte.

En este contexto, Andoni Ortuzar hereda una balsa de aceite, sin perjuicio de inestabilidad. Un vehículo por un trayecto menos sinuoso que el emprendido por Iñigo Urkullu cuando cogió el volante del EBB, con un amplio grado de consenso entre las bases, tras la marcha de Josu Jon Imaz. Este último dejó escrita la cultura pactista: "Un partido no puede llevar adelante una modernización necesaria en un contexto de competición por el discurso. Primero la paz y después la política". Y es ese itinerario el que ha dado los resultados esperados. Más, en un trance donde hay que afanarse en lo perentorio antes de agitar las inherentes esencias ideológicas. "Existirá un gran coincidencia entre la vertiente del partido en sí y la de la acción gubernamental. No en vano, desde la confección del programa, ya desde las anteriores elecciones municipales, lo preponderante era el tema del empleo, que es el drama de la gente. Este es el mensaje que se ha lanzado y en el que se incidirá en el presente y futuro inmediato", resume Luis Ortuzar. El de un partido asido a una brújula certera, con dos pulmones y un solo corazón.