pacemaker (Pacificador). El pueblo norteamericano bautizó así al Colt, un revólver con el que se abrió paso a tiros en el lejano oeste a finales del Siglo XIX. Nada más contradictorio que vincular la paz con la silueta de una pistola. Sucede que en Estados Unidos, un país fascinado por las armas y capaz de rodar 'Winchester 73', una exitosa película con el título del fusil de repetición más reconocido por su mecanismo de palanca, precursor de los modernos fusiles semiautomáticos, ambas ideas comparten historia de manera orgullosa en aras de la seguridad, la autodefensa y la protección, un tótem para el ciudadano medio norteamericano. Un concepto unicelular que se acentúa desde la proyección de la Segunda Enmienda de la Constitución norteamericana, (We the People, Nosotros el pueblo). Siendo necesaria una milicia bien ordenada para la seguridad de un Estado libre, el derecho del Pueblo a poseer y portar armas no será infringido. Protegido por el poder del libro sagrado, del acta fundacional de la nación, el debate de la posesión y uso de las armas ha sido un asunto residual entre una población donde existen 300 millones de armas en circulación y el mayor ratio mundial de armas per capita por su libre acceso. Las estadísticas cifran en 89 las armas de fuego por cada cien habitantes de Estados Unidos. "La idea de la autoprotección está en su ADN, no esperan a que el gobierno les defienda y las armas son parte de sus costumbres", dicen expertos conocedores de la cultura norteamericana, un pueblo al que le invade la zozobra y el escalofrío frente a tragedias como la del pasado viernes en Newtown (Connecticut), donde el joven Adam Lanza acribilló a balazos a 26 personas, 20 niños y seis adultos en la escuela Sandy Hook antes de suicidarse.

El horrible espanto de la matanza de los pequeños llenó de lágrimas a la pequeña comunidad y alcanzó al presidente Barack Obama, que con los ojos aún acuosos, trata de articular las medidas para la prohibición de la venta de fusiles de asalto como el empleado por Lanza en su acción criminal. En el mismo paquete, Obama pretende la revisión de antecedentes de los compradores de armas, la reducción del número de balas (pasar del cargador de 30 al de 6), así como reformas en la atención de la salud mental y de la educación, otra de las aristas y las lagunas que se detectan. Aunque algunos senadores que defendían el uso de las armas sostienen tras la tragedia de Newtown que se puede discutir su empleo, no será sencillo, empero, desvitalizar la lógica que impera en la columna vertebral estadounidense, donde la (NRA) Asociación Nacional del Rifle asoma como un poderoso lobby que cuenta con millones de devotos, aunque su influencia política resulta más cuestionable. "Solo me lo arrebatarán muerto", bramaba sosteniendo un rifle Charlton Heston, el que fuera presidente de la asociación hasta 2003, desde un púlpito ante el aplauso de los suyos en las convenciones de la asociación. Es más, en las últimas elecciones presidenciales las armas nunca asomaron bajo los focos en la discusión política. De momento se desconoce qué sucederá, pero ir en contra de las armas en Estados Unidos resta votos, por eso su cuestionamiento no es demasiado popular salvo durante el estado de shock que provocan las matanzas y cuyo radio de acción suele durar mientras existe el luto. Obama pretende aprovechar ese trampolín para un control más exhaustivo de las armas de fuego, que se despachan en mayor número en los días posteriores a episodios como el ocurrido en Newtown. Por su parte, la NRA cree necesaria la presencia de agentes armados en los centros educativos como parte de la solución.

Al igual que con la matanza de Newtown con la masacre de Aurora, en Colorado, donde fallecieron una docena de personas y 58 resultaron heridas, la venta de armas se disparó. El remedio casero para combatir las armas es comprar más armas hasta convertir el país en un arsenal y llenar la morgue de cadáveres. No hay nación en el mundo con más muertes causadas por armas de fuego sin participar en un conflicto bélico. Desechado el adiós a las armas, oficiándose los funerales por las víctimas de Newtown, varias empresas ofrecen chalecos antibalas para niños a 499 dólares. También se han puesto a la venta mochilas realizadas en kevlar pero diseñadas con dibujos infantiles: princesas para las chicas, superhéroes para los chicos. Las ventas de estas mochilas escolares se han incrementado un 500%.

armas en el supermercado "Mientras uno realiza la compra diaria en un supermercado cualquiera de un pueblo cualquiera de un estado cualquiera, puede salir a la calle armado con pistolas, un fusil semiautomático y cientos de balas en el cargador. No pasa nada", explica un joven bilbaino que ha visitado recientemente Estados Unidos, impactado por la naturalidad con la que se exponen y se venden las armas de fuego. Esa cotidianidad, esa cercanía con las armas, presentes con absoluta normalidad desde la infancia en muchísimos hogares, es una de los elementos que facilitan las matanzas en Norteamérica. "La accesibilidad a las armas es parte del problema. Está en su origen. Cuando uno tiene un conflicto el hecho de tener el arma cerca, a la vista, le facilita su empleo. Aquí eso es impensable", describen algunos expertos, que señalan la existencia de investigaciones psicológicas realizadas en Estados Unidos en las que "incluso un arma de juguete es capaz de activar la respuesta violenta de la personas". La fascinación por las armas no es exclusiva de Norteamérica, pero sí la facilidad con la que pueden obtenerse y el enorme respaldo que le otorgan los ciudadanos. "Los estadounidenses no consideran que el Estado tenga que defenderles. Son ellos los que toman la iniciativa. Hay que tener en cuenta que se trata de un país comunal. Para ellos el Estado representa el gobierno. Se defienden como individuos que se sienten pertenecientes a una comunidad vecinal, la que defienden sin esperar a la policía. Ellos defienden a los suyos", sugieren los analistas respecto al sustrato del que se compone la sociedad norteamericana.

El ingrediente del miedo Entre la amalgama de factores que nutren la proliferación de armas en Estados Unidos como método de defensa, Michael Moore, director del documental Bowling for Columbine, que radiografía la cultura de las armas de fuego en su país a rebufo de la matanza del instituto Columbine, traslada en su tesis que el mensaje de miedo, amenazas y pánico que se vierten desde las autoridades y los medios de comunicación a los norteamericanos ejercen un efecto perverso en sus compatriotas. "El miedo unido a las armas en un cóctel explosivo", asienten las voces consultadas. El miedo a sentirse inseguro, a pesar de que las estadísticas destacan que la delincuencia es menor, proviene en gran medida por el aumento de las noticias que versan sobre esa temática, que ha crecido exponencialmente en Estados Unidos.

Menos delitos pero más noticias y espacio informativo sobre los mismos. Una voz de alarma que acerca a las personas a las pistolas. "Eso confiere una sensación de inseguridad mucho mayor que la de la realidad", se argumenta en el documental, lo que provoca que el ciudadano tienda a protegerse con más diligencia. Lo que significa un mayor acopio de armas en un país militarizado al extremo en las propias casas de los vecindarios de extrarradio, donde no resulta extraño observar carteles que advierten que el dueño de la propiedad está armado. "No creas que ponen el típico cartel de cuidado con el perro, lo que ponen son letreros de cuidado con el dueño. En los carteles se ve perfectamente la silueta de una persona armada", recuerda un joven bilbaino a este periódico. El norteamericano medio atiende a los efectos, no a las causas. Ciudadano Winchester.

En EEUU las armas provocan más de 11.000 asesinatos y 19.000 suicidios anualmente

Cada año más de 2.800 niños y adolescentes fallecen en el país por el uso de armas de fuego

cronología del horror

l 14 de diciembre de 2012. Adam Lanza disparó en una escuela de primaria de Newtown y asesinó a 26 personas, entre ellas a 20 niños, además de a su madre antes de suicidarse.

l 20 de julio de 2012. 12 personas murieron y 59 resultaron heridas en un tiroteo en un cine de Aurora (Colorado).

l 5 de agosto de 2012. Tiroteo en un templo Sij a las afueras de Milwakee. Siete muertos.

l 20 de julio de 2012. Al menos 12 personas murieron y 58 resultaron heridas en un tiroteo en un cine de Aurora, cerca de Denver (Colorado).

l 2 de abril de 2012. Siete personas mueren y tres resultaron heridas en un tiroteo en una universidad en Oakland (California).

l 28 de febrero de 2012. Dos estudiantes murieron y tres heridos en un instituto de Ohio.

l 12 de octubre de 2011. Ocho personas mueren y otra resulta herida grave en una peluquería en Seal Beach, California, después de que un hombre, esposo de una empleada, comenzara a disparar.

l 7 de agosto de 2011. Un hombre mata a siete personas, entre ellos un niño de once años, antes de ser abatido por la policía en Ohio.

l 3 de agosto de 2010. Un hombre de 34 años mata a tiros a nueve personas en la distribuidora de cerveza y vino Hartford Distributor, en Manchester, en el estado de Connecticut.

l 6 de noviembre de 2009. El comandante Nidal Malik Hasan, de 39 años y psiquiatra especializado en estrés postraumático, mata a 13 personas y hiere a 32 en la base militar de Fort Hood (Texas).

l 3 de abril de 2009. Un hombre armado entra en un centro de atención a inmigrantes y refugiados en Binghamton, en el estado de Nueva York, y mata a 13 personas para después suicidarse.

l 29 de marzo de 2009. Al menos ocho personas mueren en un tiroteo en una residencia para ancianos y enfermos de Alzheimer en Carthage (Carolina del Norte). El agresor resultó herido por la Policía.

l 10 de marzo de 2009. Un hombre armado mata a diez personas, entre ellas su madre, sus abuelos y sus tíos y posteriormente se suicida.

l 5 de diciembre de 2007. Nueve personas mueren, incluido el agresor, y cinco resultaron heridas por los disparos de un hombre de 20 años en un centro comercial de Omaha (Nebraska).

l 16 de abril de 2007. El estudiante surcoreano Cho Seung Hui acaba con la vida de 32 estudiantes y profesores en la Universidad Politécnica de Virginia y luego se suicida.

l 21 de marzo de 2005. Un estudiante de secundaria de 17 años, del estado de Minesota, tras asesinar a sus abuelos ataca su escuela de Red Lake, en la reserva india de Ojibwe, donde mata a cinco compañeros y dos adultos, antes de suicidarse.

l 20 de abril de 1999. Dos estudiantes de 17 y 18 años, Eric Harris y Dylan Klebold, armados con un fusil de asalto, dos escopetas y un revólver, matan a 13 personas y hieren a 23 en la escuela de Columbine, en Littleton (Colorado), antes de suicidarse.

l 2 de julio de 1993. Un hombre armado con dos semiautomáticas yun revólver y mató en San Francisco a nueve personas y luego se suicidó.

Alumnos de la escuela de Newtown el día de la tragedia, el viernes 14. Foto: AFP