MADRID. Los niños y niñas de la residencia-internado San Ildefonso llevan desde octubre compaginando estudios con ensayos para que el próximo sábado nada falle en el día más esperado por todos los españoles, como ha destacado a Efe el educador Vicente Ramos, una de las cuatro personas que "preparan" las voces y manos inocentes que cada diciembre dan el pistoletazo de salida a la Navidad.
En el salón de actos de la residencia de San Ildefonso, situado en el Madrid de los Austrias, Janet, Johan, Kevin, Faisal, Ismael, Darío, Joel, Iván, María José, Sherley, Alejandra, Camila, Nayeli o Belinda se lo toman muy en serio y, aunque despeinados y con ropa informal, cantan y cantan números y premios sin parar.
"Estoy un poco nervioso", ha reconocido Kevin, un "primerizo" que cumple 11 años en enero y que sabe que después del sorteo se podrá tomar el helado que ahora tiene prohibido para que la garganta no le juegue una mala pasada.
Si le tocara "el Gordo" Kevin viajaría, al igual que María José, de 14 años, a Ecuador, su país de origen; aunque ellos y sus compañeros lo tienen claro: "Deseamos mucha suerte a los más necesitados".
María José cantó en 2011 "el Gordo" -58.268- y ya es toda una "experta". Este año ensaya menos porque por su altura estará situada tras los bombos pero no olvida lo "nerviosa" que se puso el año pasado al ver que en la segunda tabla repartía el mayor premio.
"Los ganadores contactaron con nosotros y en febrero nos llevaron a Huesca y las amas de casa de Sodeto nos hicieron una cena", ha recordado María José.
Vicente ha explicado que de los cerca de cincuenta niños que residen en San Ildefonso por dificultades socioeconómicas -se alojan allí de lunes a viernes y van a colegios de la zona- se hizo en octubre "un casting" y se escogieron una treintena de ellos.
Este año se ha buscado que haya paridad de sexos y serán 16 niños y 17 niñas, de entre 8 y 14 años, quienes, repartidos en parejas, cantarán las tablas de números y premios.
Aprender a cantar "el Gordo" es "coger el tono y ensayar y ensayar", ha comentado Vicente, aunque algunos reclaman solo quince minutos dos veces por semana y otros bastante más tiempo.
Durante los ensayos se puede "hacer trampas" y, por ejemplo, los niños dan "el Gordo" al 36.407, el número que llevan los empleados del centro de día "Nuestros abuelos", donde trabaja algún familiar de los educadores.
Este año, como el sorteo cae en sábado, los chicos dormirán en sus casas y podrán hacerlo una hora más porque el Teatro Real está a pocos minutos de la residencia, un lugar del que los "más mayores han oído que es muy bonito" y están "muy contentos" por ir.
Todos irán juntos en un autobús, ha especificado este educador que, después de cinco años preparando a los niños de San Ildefonso, sabe que el consejo de que "estén tranquilos" es "imposible" de seguir.
"Son niños y ese día hay mucha gente y cámaras", pero a partir del primer alambre "parece que se tranquilizan", ha asegurado.
A algún niño se le ha caído una bola y al cogerla se le ha escapado un "taco", ha contado como anécdota Vicente, que ha subrayado "la ilusión" por este sorteo de los pequeños, que al crecer y abandonar la residencia de San Ildefonso "se van con pena" pero llevándose "la suerte" de haberla repartido con sus manos.