vitoria. El presidente demócrata Barack Obama y su rival republicano Mitt Romney queman sus últimos cartuchos en los estados clave antes de las elecciones del martes, una cita muy reñida cuyo resultado es imposible de predecir. Y es que todas las encuestas muestran un empate técnico entre ambos. Esta situación mantiene a los seguidores de uno y otro candidato con los nervios a flor de piel. Al igual que en EE.UU., los norteamericanos residentes en Euskadi pasan estos días pegados a las noticias sobre la campaña electoral. Lisa Ann Hill, originaria de Florida, Michelle Alzola, de Idaho, y Lawrence Johnson, de Massachussets, forman parte de ese millar de estadounidenses que residen en la CAV, según los últimos datos de Ikuspegi. Los tres reconocen inclinarse por el presidente Obama, aunque con diferente intensidad.

Aunque "más a la izquierda que Obama", Lawrence ha emitido ya su voto por el mandatario estadounidense. "Es el mejor", dice categórico este estadounidense, originario de Boston pero residente desde hace más de cuatro años en Donostia con su pareja Miren, a la que conoció hace siete años en el Camino de Santiago. "Yo salí de Boston cuando Romney era gobernador de Massachusetts y entonces le conozco bien. Los dos primeros años de su mandato estuvieron bien, aprobó el Romney Care (la reforma sanitaria del ahora candidato republicano que se suele comparar a la aprobada por Obama); pero los dos últimos años, pasó más del 50% del tiempo fuera del estado y eso enfureció a mucha gente en Massachussets", explica.

"Además, Romney cambia de ideas dependiendo de a quién se está dirigiendo. En Massachussets se mostró moderado porque si no nunca hubiera llegado a gobernador, en las primarias republicanas era muy de derechas y ahora se mueve al centro. Es imposible saber qué es lo que piensa", agrega. De la misma opinión es Lisa, originaria de Florida que el viernes reconocía que aún tenía dudas sobre su voto. "Yo estaba muy ilusionada con Obama cuando salió elegido hace cuatro años, no me lo podía creer. Habíamos estado con republicanos durante mucho tiempo y no veía que el país estuviera preparado para algo tan liberal. Pero bueno, yo encantada. Pero luego me he sentido decepcionada, no por su ideología, sino por su capacidad para conseguir que se hagan las cosas", señala.

Aun así no confía en Romney. "Tengo la impresión de que hay muchas facciones dentro del Partido Republicano y noto que él va cambiando su discurso dependiendo de a quién tenga delante", se queja esta estadounidense, residente en Bilbao y responsable de marketing de una empresa multinacional. Lisa y Lawrence coinciden en que el presidente Obama no ha sabido negociar con un Congreso de mayoría republicana, lo que consideran un error por parte del mandatario. "Yo creo que es falta de experiencia. El presidente tiene que tener la capacidad para maniobrar con las dos cámaras del Congreso", opina Lisa. "Posiblemente sea muy difícil, pero no ha sabido negociar con el Congreso. No es un maestro de la política como Lyndon Johnson (1963-1969). Para negociar se necesita dar y tomar", apunta, por su parte, Lawrence, profesor de Bellas Artes durante 39 años en Boston.

PARA TODOS Michelle Alzola es originaria de Boise, en Idaho, y reside desde hace 16 años en Algorta con su familia. Esta mujer se define como independiente y en esta ocasión apuesta por Obama. "Merece otros cuatro años para seguir trabajando", manifiesta. "Las dificultades que ha tenido Obama en estos cuatro años creo que tienen más que ver con los problemas que heredó, el timing con la crisis económica y la oposición de los republicanos a sus reformas", opina. Michelle pone como ejemplo el cierre de Guantánamo, una acción prometida e impulsada por Obama que aún no se ha podido materializar tres años después de haber firmado su clausura. En cuanto a Romney asegura que "mirando su experiencia como empresario me parece que es un político que antepone sus propios intereses a los de la clase media americana y creo que necesitamos un presidente para todos en este momento". Michelle envió su voto por correo ordinario hace más de una semana y aún conserva una copia de su papeleta electoral, de cuatro página. Y es que además de al presidente y vicepresidente, los estadounidenses eligen a los 435 miembros de la Cámara de Representantes y a un tercio de los 100 miembros del Senado. Asimismo, en cada estado y condado, los electores deben votar sobre diferentes cuestiones como la renovación de los jueces, la elección del sheriff o referéndums sobre políticas locales.

Los tres coinciden al señalar los principales logros de Obama: la reforma sanitaria y su política exterior. "Para mí, lo que mejor ha hecho es que ha mejorado la reputación internacional de Estados Unidos, que estaba por lo suelos, retirando las tropas de Irak por ejemplo", apunta Lisa. Reconocen asimismo una buena gestión tras la devastación que provocó la tormenta Sandy en la costa este, especialmente en Nueva Jersey y Nueva York -"me gusta ver que es un líder competente capaz de hacer bien su trabajo", señala Lawrence-. Pero también apuntan a la economía como su talón de Aquiles. "Por ejemplo, en el tema de los bancos ha habido muy poca regulación y no es que haya hecho mucho en ese sentido. La reforma financiera no ha sido suficiente, porque la balanza de pagos, es decir, lo que debemos si lo comparas con lo que cogemos prestado, es muy negativa. A largo plazo te tienes que preguntar si eso es sostenible", explica Lisa, quizá la más decepcionada de los tres con la gestión de Obama. Demócrata convencida -realizó prácticas en la Casa Blanca durante el mandato de Bill Clinton-, explica que "esperaba grandes cosas de él y a excepción de la sanidad y la política exterior no ha hecho gran cosa".

"Hubo mucha euforia cuando llegó a la Casa Blanca y creo que tiene que ver con eso, nadie llega a presidente como si fuera una estrella. Había mucha expectativa y es difícil llegar a la altura", reconoce. "Además, el momento no es fácil. Ha heredado muchos problemas de la administración anterior. Pero siempre me esperaba más y me pregunto si le habrá faltado un poco de experiencia". Sobre cuestiones económicas, Lisa confía algo más en Romney: "Tiene una experiencia real, como empresario, y para mí es muy importante que los políticos hayan tenido experiencias reales, sobre todo en un momento tan complicado para la economía". Esta es la primera preocupación de los votantes estadounidenses y la que pesará a la hora de elegir al próximo presidente de Estados Unidos. A pesar de que los índices económicos mejoran -la economía creció un 2% en el trimestre anterior y el paro está por debajo del 8%-, muchos ciudadanos sienten que no están disfrutando del crecimiento económicos que consideran que deberían de tener.

En este contexto, la campaña de Romney ha tratado de hacer hincapié en su experiencia empresarial para convencer al electorado de que es la persona indicada para sacar al país de la crisis económica. A pesar de ello, Lisa asegura no simpatiza con el candidato republicano ni su compañero de fórmula, Paul Ryan, perteneciente al ala más conservadora del partido. "No me gustaría pensar que el Tea Party manejara su agenda", expresa.

"Hay mucha gente en Estados Unidos que está de acuerdo con ellos en los temas sociales, son personas con mucho miedo en temas de género, sexualidad, religión, sobre gays. Por ejemplo, el debate sobre el aborto es al final una forma de controlar la sexualidad de la mujer, porque no se puede hablar sobre el derecho a la vida cuando defiendes la pena de muerte", opina Lawrence. Quedan tres días para la cita electoral. Los estadounidenses deberán elegir entre Obama y su apuesta por una mayor intervención estatal y Romney, defensor a capa y espada del libre mercado. Lawrence y Michelle ya han emitido su voto. Lisa forma parte de ese electorado indeciso, por el que los candidatos queman estos días sus últimos cartuchos.