bilbao. sI tradicionalmente ha habido un puesto de alto voltaje en el Gobierno Vasco ese ha sido el de consejero de Interior. Hasta hace unos años, ETA era la principal encargada de amargar la existencia del titular de la cartera. La próxima legislatura, sin embargo, el peor enemigo del próximo consejero de Interior será su antecesor en el cargo y las decisiones adoptadas por él. Unas decisiones, las de Rodolfo Ares, que han fracturado a la Policía vasca en dos, que comprometen seriamente su viabilidad económica y que abonan una posible rebelión sindical en cuanto el nuevo consejero pretenda cortar las prebendas otorgadas por el líder socialista, consciente de que él no iba a pagar esa factura.
El interés demostrado por el Gobierno López para dejar las cosas atadas en otros departamentos y empresas públicas no ha causado sorpresa en la Policía vasca. Su estrategia de colocar a personas afines en puestos clave y "romper el control nacionalista de la Ertzaintza" -expresión de un medio de comunicación afín- ha sido una constante en los últimos tres años. El reciente nombramiento en prácticas de treinta nuevos comisarios tras un proceso meteórico es la última pieza de esa estrategia que Ares comenzó en 2010 con la primera convocatoria de comisarios. En aquella ocasión -"quizás pecando de novatos", valoran fuentes internas-, las cosas no salieron como pretendían, ya que en la primera prueba objetiva de conocimientos suspendieron muchos de los llamados a ocupar esas plazas. Aquel fracaso generó un auténtico terremoto en el Departamento, cese fulminante del viceconsejero de Administración y Servicios incluido -renuncia por razones personales, según la nota oficial-. "Aunque en la fase de entrevista pudieron pulir la lista de candidatos, no pudieron evitar el acceso de personas no afines", dice un afectado. Un alto cargo del Departamento se sinceró ante un sindicalista de ELA: "Nos hemos equivocado. Han entrado más de los vuestros que de los nuestros".
siguientes cursos
Primar lo subjetivo
Para las siguientes convocatorias se cambiaron las bases dando mayor valor, hasta cinco veces más, a la prueba psicotécnica, mucho más fácil de manipular que la de conocimientos, que resulta más objetiva. Los jefes que componían la plana mayor de la Ertzaintza ascendidos por Ares se convirtieron en intendentes, aunque para ello tuvieran que cambiar la estructura del Departamento para permitir que José Antonio Varela, entonces director y, por tanto, cargo político, se pudiera presentar al ascenso. En el camino quedó, entre otros, Gervasio Gabirondo, uno de los mandos con mayor trayectoria y carisma de la Ertzaintza, quien realizó la mejor prueba objetiva, rayando la máxima puntuación, pese a que los responsables de Interior habían conocido y recibido formación específica sobre la materia que después versaría el examen. La fase psicotécnica permitió apartarle del camino.
El siguiente ascenso en orden cronológico fue el de subcomisarios. Con la experiencia ganada en el anterior proceso selectivo, los treinta seleccionados lo fueron entre personas de confianza, aunque para ello tuvieran que hacer un curso puente, ya que la mayoría no alcanzaba la titulación mínima exigida. El descontento en el colectivo de mandos se hizo muy patente.
Para colmo, el llamado Proyecto de Investigación puesto en marcha en marzo de 2012 ha supuesto un auténtico cisma en la Ertzaintza, ya que ha dividido las comisarías en dos, con dos jefaturas paralelas y en ocasiones encontradas, lo que ha generado aún mayor división entre los profesionales, "que afecta incluso al plano de las relaciones personales", señalan mandos conocedores en primera persona de la situación. Y algunas situaciones rocambolescas. De no contar.
último curso
De suboficial a comisario
El último ascenso de otros treinta comisarios ha supuesto el escándalo final de la novena legislatura. En menos de cuatro meses se ha sustanciado todo un proceso que suele llevar mucho más tiempo: desde el 16 de mayo en que finalizó el plazo de inscripción de los candidatos hasta el 4 de septiembre, en que se les nombró funcionarios en prácticas. Todo un récord. Algunos de los aspirantes con mejores notas se jactaron directamente ante compañeros de conocer el examen de antemano, lo que parece ser corroborado por las puntuaciones obtenidas por algunos candidatos de quienes en la empresa se dice que solo teniendo el examen podrían obtener semejantes resultados.
Algunos de esos escogidos son cuestionados por más de un mando antiguo debido no ya a sus "escasas cualidades y experiencia en el mando", sino incluso a su nivel formativo. Varios provienen del anterior curso de subcomisarios. Es decir, en un año han podido realizar dos cursos de ascenso, lo que les ha permitido pasar de oficiales, e incluso suboficiales, a comisarios sin un mínimo recorrido intermedio; y muchos de ellos con una titulación básica de bachillerato, dado que accedieron mediante curso puente. El curso de ascenso se ha tratado más bien de un cursillo con un requisito final consistente en la redacción de una tesina cuya defensa final no es sino un mero trámite para dar carta de naturaleza al resultado pretendido.
'caso cabacas'
Ascenso del jefe operativo
Algunos de los escogidos sorprenden a quienes llevan muchos años con la txapela. Entre ellos se encuentra quien fuera responsable de la Guardia Municipal de Renteria durante los años en que Miguel Buen, actual viceconsejero de Seguridad, era alcalde. Otro de los aprobados es el responsable del servicio de escoltas de la Policía vasca, lo que le permitió trabar cierta amistad con Rodolfo Ares, según las fuentes consultadas. Pese a que ocupó uno de los últimos lugares en el anterior proceso de ascenso a comisario, en éste ha obtenido la mejor calificación.
Más chocante aún es el caso del responsable del operativo antidisturbios la noche que murió Iñigo Cabacas. Suspendió el primer examen pero su reclamación fue atendida, hecho insólito en la historia de la Ertzaintza, por lo que fue repescado y ha podido ocupar un lugar entre los elegidos.
Otro perfil común es el de haber tenido relación con Lucio Cobos, actual Subjefe Operativo y segundo de Varela. Cobos fue nombrado por Ares jefe de la División Antiterrorista en su empeño por hacer creer a la sociedad que se creaba una nueva división cuando el único resultado fue la creación de innumerables puestos de jefatura sin ninguna tarea concreta cuyos ocupantes, ahora, se ven recompensados. En otras unidades, como la de Servicios, bajo dependencia directa de Joseba Bilbao, director del Gabinete del Viceconsejero, todos sus jefes han ascendido durante la etapa socialista. Los últimos dos han pasado en un año de oficiales a comisarios, causando su nombramiento una auténtica sorpresa.
Como resultado de estos movimientos, toda la escala de mando de la Ertzaintza está en estado de ebullición. El cambio de Gobierno que se anticipa está poniendo nerviosas a muchas jefaturas que han intentado ya visualizar un cambio. Hay quien sitúa el amago de dimisión de los jefes de División antes de la marcha de Ares en esta clave. Pese a que ese intento fue negado en una misiva firmada por ellos, los dimes y diretes de unos y otros y su contenido fue la comidilla de la organización durante mucho tiempo.
Donde se plasma el caos organizativo es a pie de calle. El concurso de traslados que se está llevando a cabo está suponiendo un despropósito de tal calibre que las comisarías de Gipuzkoa corren el riesgo de quedarse en cuadro por los traslados del personal que venía desarrollando allí el servicio. Los continuos cambios de adscripción de los jefes de comisaría son otro condicionante para poder ofrecer un buen servicio. La situación en la que ha quedado la Ertzaintza es muy complicada, con una división entre los mandos en dos bloques y con un auténtico tapón en los altos mandos de la organización, lo que dificultará cualquier cambio de orientación o política. Como señaló un veterano mando recientemente: "Estos sabían a qué estaban. Y no estaban a setas precisamente".
segunda actividad
Cobrar noches no trabajadas
El horizonte económico es desolador. "No tenemos ni para balas", confiesa un agente de Berrozi. Interior, en cambio, continúa hipotecando el futuro con sus decisiones. Como gastar 500.000 euros para tapar el agujero hecho en Gipuzkoa con el traslado de un centenar de agentes a Bizkaia en comisión de servicios. El Departamento aprobó hace unos días el decreto de lo que se conoce como segunda actividad, "modulación del desempeño del servicio activo", en terminología oficial. Los ertzainas de 56 años o más tendrán preferencia para realizar funciones de naturaleza administrativa y se les procurará sacar de las calles, de patrullar (quienes hayan cumplido 59 años no realizarán tareas en el exterior). También les reducirán las horas de trabajo anuales y se les exonerará del servicio nocturno. Comprensible. Incluso por el bien de todos. Lo que resulta incomprensible a muchos, incluso dentro de Interior, es que aunque no hagan noches se les mantenga el complemento por trabajo en turno de noche. Esto es, aunque no trabajen, las cobrarán. Esto conlleva un gasto doble para la consejería, ya que además de pagar al que no trabaja deberá pagar, lógicamente, al que trabaja. Si alguno de estos agentes mayores de 56 años quiere trabajar de noche, Interior se compromete a pagarle lo establecido y un plus del 60%.
Fuentes sindicales admiten sorprendidas que los gestores socialistas están tirando la casa por la ventana. E intuyen off the record que el próximo consejero no tendrá otro remedio que echar para atrás estas medidas, porque contribuyen a que la Ertzaintza sea insostenible y no casan con la austeridad impuesta al resto de funcionarios. "Quizá pensaban que dando esto iban a tener 7.000 votos de ertzainas", reflexiona una persona que conoce perfectamente la institución. Estas decisiones han quitado la espoleta a conflictos sindicales que, evidentemente, van a explotar a los gestores que entren, no a los socialistas. Los mismos sindicatos que admiten que no es una medida para estos tiempos, advierten de que la convertirán en caballo de batalla si los sucesores quieren retirarla. Los papeles son los papeles.
libre designación
Último objetivo, los 'laborales'
Resuelta la parcela policial, las mismas fuentes advierten de que el objetivo ahora es atar cuanto antes el colectivo de laborales (profesionales que trabajan en Interior como administrativos, informáticos, letrados o personal de mantenimiento pero que no son ertzainas). El jueves se convocaba el concurso para una jefatura de división de libre designación, convocatoria que debieron repetir por un error formal denunciado por los sindicatos. "Que saquen ahora esa plaza, cuando están en funciones, es una barbaridad", opina un conocedor del Departamento. "Están poniendo especial interés en el campo informático y han hecho contrataciones denunciadas por los sindicatos por no atenerse a la legalidad", añaden desde el Cuerpo.
"Han dividido las comisarías en dos y han generado división entre los profesionales", dice una fuente de Interior
Ares pagará las noches a los ertzainas de más de 56 años aunque no las trabajen y un 60% más si quieren hacerlas
López y Ares, presidiendo la celebración del Día de la Ertzaintza. foto: p.v.
Interior convocó el jueves, estando en funciones, un curso para una jefatura de división de libre designación
"Quizá pensaban que tirando la casa por la ventana iban a tener 7.000 votos de ertzainas"