Vitoria. Iñigo Urkullu viajó el martes a Madrid para dejar claro en un desayuno informativo que, mientras otras formaciones han modificado su discurso para coger la ola independentista de Catalunya, el PNV seguirá apostando por un nuevo estatus al margen de propuestas electoralistas, y no planteará a día de hoy un "divorcio" con el Estado español. El candidato puntualizó que sigue aspirando a que Euskadi se convierta algún día en un "país pleno", y también se mostró beligerante con el Gobierno de Rajoy por su estrategia recentralizadora y por ignorar sistemáticamente las reivindicaciones de las nacionalidades históricas, un discurso más crítico en el que quiso centrarse ayer para que el PP no tenga la tentación de bajar los brazos y no interprete que el PNV renuncia a sus postulados. Así, en una entrevista concedida a RNE, avisó de que no tragará con una "convivencia impuesta", porque la relación entre España y Euskadi "no es un matrimonio deseado".
El presidente del EBB lanzó un aviso a navegantes tras haber defendido la convivencia, una apuesta que permite al PNV marcar perfil ante los partidos que han ido a rebufo del debate abierto en Catalunya tras la Diada y después de que Artur Mas haya planteado una consulta. Los jeltzales dejan claro que no enterrarán su propuesta de nuevo estatus en pro de la bilateralidad -una relación de igual a igual con el Estado- simplemente porque la situación haya cambiado en Catalunya, ya que creen que es la vía que necesita Euskadi. Al mismo tiempo, esa defensa de la convivencia resta argumentos al Gobierno español para negarse de entrada a dialogar sobre el nuevo estatus.
Lo dejó claro el martes al avisar de que el Gobierno español "no puede actuar como si se hubieran instalado misiles mirando a Madrid", y lo volvió a dejar claro ayer. "Las declaraciones sobre la convivencia las hice en relación a esas lecturas que se hacen desde Madrid a la defensiva, como si los demás estuviéramos atacando a Madrid. Y lo único que estamos reclamando catalanes y vascos, y también por lo tanto el PNV a lo largo de toda su historia, es la defensa del hecho nacional que está reconocido en la propia Constitución española, siendo que son el PP y el PSOE quienes han incumplido la Constitución en relación a las nacionalidades", dijo. En relación a la "convivencia impuesta", se refirió a que la Transición derivó en un Estatuto, un pacto entre Euskadi y España, "que ha sido subvertido por parte de los poderes del Estado". "Lo cual nos ha llevado a que, de esa interpretación de pacto, estemos viviendo en estos años, mediante la práctica de laminación del Estatuto, en una convivencia obligada, subordinada, sumisa. Y, desde luego, el PNV no está dispuesto a ello", lanzó.
Sin embargo, volvió a puntualizar que Catalunya y Euskadi "tienen su propia realidad y sus propias circunstancias", y llegó a recordar que los pasos que ahora da la Generalitat los dieron en su día Lakua y el Parlamento Vasco, en referencia a la Ley de Consulta o al Nuevo Estatuto Político propuesto por Ibarretxe. "Habiendo hecho ese recorrido, el planteamiento que el PNV tiene es mirar a Europa en este proceso de construcción europea que es absolutamente necesario, partiendo de un régimen de bilateralidad, una garantía en las competencias que son de la CAV, y la presencia de Euskadi en los ámbitos de decisión de la Unión Europea", explicó.
debate abierto Iñigo Urkullu dejó ver con sus declaraciones que su partido se mantendrá firme en la defensa del nuevo estatus frente a formaciones como el PSOE, que han cambiado de registro y han llegado a apostar por reformar la Constitución para caminar hacia un Estado federal. Un cambio de tercio al calor del estallido independentista de la Diada, y tras haber vetado en el Congreso el Nuevo Estatuto Político propuesto por los jeltzales.
El viraje ha sorprendido con el pie cambiado al lehendakari Patxi López, que había criticado con firmeza la apuesta del PNV por un nuevo estatus, pero que ahora se ha visto obligado a secundar el discurso de la dirección de su partido en el Estado. Paradójicamente, Ferraz le ha llevado la delantera en esta ocasión en materia de autogobierno. Así, el jefe del Ejecutivo vasco ha apostado por renunciar a la "identidad única de españoles por decreto", y por abrir el debate sobre las posibles fórmulas políticas de convivencia mientras, al mismo tiempo y en un complicado juego de equilibrios, rechaza apoyar lo que denomina Plan Ibarretxe II.
El candidato del PNV volvió a criticar ayer a PP y PSOE por haber tratado de equiparar a las nacionalidades históricas con las regiones en un modelo de Estado autonómico de "café para todos", y consideró que Madrid debería "pensar en el ejercicio del derecho que asiste a los vascos y a los catalanes a decidir su futuro y a que se pacten unas reglas de convivencia".