Amurrio. La villa de Artziniega ya está preparada para acoger mañana una de sus citas más señaladas: el mercado de antaño que, en su decimoquinta edición, tanteará un nuevo cambio de fecha. Y es que tras haber probado la experiencia del mes de junio y la de finales de agosto, esta vez se hará tras las recién culminadas fiestas patronales, con lo que la población estará fresca para salir a la calle ataviada con los ropajes típicos de hace seis siglos y animar a los miles de visitantes que, sin duda, volverán a recalar en el lugar. No en vano, el programa ha vuelto a superarse con la organización de actos tan novedosos como atractivos, pese al recorte presupuestario.
Uno de ellos va a ser la ludoteca medieval que se va a habilitar en el no menos novedoso Campamento de las guerreras, que permitirá a lo largo de toda la jornada disfrutar con juegos de siglos pasados; mientras los pintores y artistas del lugar continúan con el mural que están pintando al fresco en la fachada del ayuntamiento viejo de Goikoplaza. Tal como ya hicieron en pasadas ediciones en la cúpula del pórtico de la parroquia de Nuestra Señora de la Asunción, van a realizar esta pintura como antaño, utilizando productos como la arena, cal o los pigmentos naturales.
No obstante, ahí no se quedará la cosa, ya que, en la salida de Barrenkale, también se va a representar un entierro a la vieja usanza; a la que se van a añadir varios teatros de calle, a cargo de los grupos Kipulak y La casa de los monos, que dejarán boquiabiertos a los presentes con su actuación de malabares y fuego.
Redil de infantes Este viaje atrás en el tiempo también contará con paseos en burro y actuaciones de marionetas para niños, que también podrán disfrutar de talleres de cerámica, flores y vidrio, así como de un redil de infantes en la calle de En medio, que va a hacer las veces de guardería, para que los padres puedan ver tranquilamente el mercado.
Las puertas de la villa, como de costumbre, se abrirán a las 10.30 horas acompañadas de caballos, saltimbanquis, tambores, pícaros y realeza; a partir de entonces las calles y plazas del casco antiguo volverán unos siglos atrás por unas horas, Por la mañana no faltará la animación con los tambores de Builaka y Kun-kun batukada, cantos medievales a cargo del coro Bleibet y bailes con el grupo Ikusgarri, a los que se les sumará a la tarde un concierto con Adarrotz.
Tampoco faltará el herrero trabajando en la fragua de la Calle de Abajo, ni los artesanos del mercado etnográfico que, no sólo realizarán una exhibición de molienda, sino que saldrán a la calle con puestos con los que mostrarán el extraordinario legado de tiempos pasados, entre un desfile continuo de saltimbanquis, aguadores, buhoneros, zancudos, barberos-sacamuelas, juglares, titiriteros, leprosos, pícaros, halconeros, afiladores, magos y malabaristas.