Washington. Tras una noche de fuertes ráfagas de viento en la costa sur de Estados Unidos, ayer miércoles parecía que el sol no quería volver a salir. El huracán Isaac llevó amenazadoras nubes negras e implacables lluvias a la región en torno a la metrópolis de Nueva Orleans, en el estado de Luisiana. En la mañana también estaba oscuro. La llegada de Isaac a las costas de Luisiana con ráfagas de más de 130 kilómetros por hora contribuía a dar una sensación de cataclismo. El miedo a una catástrofe crecía cada vez más. Ante las imágenes de la tormenta, son inevitables las comparaciones con el Katrina, que hace exactamente siete años golpeó Nueva Orleans causando la muerte de 1.800 personas, además de daños a cientos de miles. Pero en teoría, Isaac parece ser menos dañino. En la escala de huracanes pertenece a la categoría 1, mientras que Katrina era de categoría 3. Además llevó ráfagas de viento más débiles y crecidas menores. Su extensión, de 90 kilómetros, es de la mitad y los territorios evacuados mucho menores. De todas formas, los meteorólogos advierten de que Isaac es malicioso y algo caprichoso. Ayer miércoles avanzaba a tan solo nueve kilómetros por hora.
Según el servicio meteorológico estadounidense podría provocar fuertes lluvias y crecidas durante muchos días. "El mayor desafío son las lluvias y asegurarse que las bombas de agua funcionan", dijo el gobernador de Luisiana, Bobby Jindal. Precisamente fueron las inundaciones las que hicieron que Katrina se convirtiera en una catástrofe.
sistema de bombeo El sistema de bombeo es parte de las medidas de protección de alrededor de 14.000 millones de dólares implementadas por el Estado tras el paso de Katrina. Además contemplan un sistema de diques de 200 kilómetros de extensión construido alrededor de Nueva Orleans.
De todas formas, el sur y sureste de Luisiana no están protegidos por estos muros y bombas. Por eso el huracán afectó ayer principalmente a las regiones costeras bajas del estado ubicado frente al Golfo de México.
un dique roto Isaac impactó en principio durante la noche en la comunidad de Plaquemines Parish. Tras la rotura de un dique, fuertes marejadas dejaron numerosas calles y viviendas bajo agua. La zona no está densamente poblada y muchos habitantes lograron ponerse a resguardo a tiempo gracias a las insistentes advertencias. De todas formas, muchas personas se vieron sorprendidas durante la noche por la gran cantidad de agua. "El agua llegó de repente y parecía que íbamos a perderlo todo", dijo Gene Oddo, quien quedó atrapado en el techo de su casa junto a su mujer y su pequeño bebé. "Pasó todo tan rápido...", aseguró a la emisora local WAFB en una entrevista telefónica.
Según relató, pensó que los diques eran más seguros tras las reformas y que su familia no corría peligro. Pero el presidente de la comunidad Billy Nungesser admitió ayer a la cadena CNN que no todos los diques son tan altos como deberían serlo: "Para eso necesitamos algunos años aún".
El alcalde de Nueva Orleans, Mitchell Landrieu, afirmó que "todos los diques están aguantando y son muy fuertes". Sin embargo, Nungesser señalaba que "las carreteras están completamente intransitables" y "la situación es grave".
Las autoridades ya habían advertido exactamente de este riesgo en toda la región, y con palabras drásticas.
una "muerte segura" El servicio meteorológico estadounidense habló en un comunicado de "muerte segura" en caso de que los habitantes no dejaran los territorios en peligro. Además indicaron que deberían al menos dejar a mano un hacha para hacer un agujero en el techo y poder ser rescatados, así como vestir chaleco salvavidas. Los equipos de rescate no tuvieron mucho margen de movimiento en la oscuridad de la noche.
Los fuertes vientos y la lluvia registrados tras el amanecer también los limitaron. Donde era posible, los policías visitaban casa por casa para llevar a la gente a un lugar seguro. En muchas ocasiones las personas que quedaron atrapadas en sus viviendas por las inundaciones quedaron a expensas de la ayuda de sus vecinos. La verdadera capacidad de destrucción de Isaac quedará demostrada tras el fin de semana, cuando se dirija hacia el norte.
A medida que se adentre en el territorio estadounidense irá perdiendo fuerza, según los pronósticos. Pero ayer miércoles azotaba en principio Nueva Orleans. Las fuertes precipitaciones son las que más preocupan a los expertos, aún cuando el alcalde Mitch Landrieu asegure: "Vuestra ciudad está segura".