Madrid. José Bretón, el padre de los niños Ruth y José desaparecidos en Córdoba, aseguró al jefe de la investigación, Serafín Castro, durante un registro a la finca de Las Quemadillas al principio de la investigación, que los pequeños estaban "muy cerca", aunque no precisó dónde.

En declaraciones a Telecinco, Castro dio detalles de algunas de las entrevistas que ha mantenido con Bretón a lo largo de los últimos meses. "En una ocasión, estábamos en una barandilla a dos metros de donde estaba el foco de la hoguera y yo personalmente le digo: 'José, ¿por qué no terminamos ya con todo esto? Dinos dónde están los niños'. Y me dice: 'Comisario, muy cerca, muy cerca'", señaló Castro, agregando que Bretón no dio más información sobre el asunto.

Casi once meses tras la desaparición de los pequeños, y después de que dos informes, uno elaborado por la Policía y otro encargado por la familia materna de los niños, hayan ratificado la presencia de restos óseos de menores en la finca de Las Quemadillas, Castro dijo que el sospechoso ha mostrado actitudes diferentes antes y después de la detención. Después de ser arrestado, Bretón tenía un comportamiento "fuera de lo común" y explicó que en una ocasión, en plena búsqueda de los niños en la finca, ofreció comida a los investigadores con una actitud "fuera de contexto total".

Castro aseguró además que se han puesto en contacto con un especialista que afirma poder sacar material genético de los huesos que confirme al cien por cien que los huesos son de los dos niños.

venganza Castro afirmó también que su apreciación personal es que José Bretón actuó por venganza hacia su mujer, que por entonces se estaba separando de él. "Estoy aquí representando a la policía, y lo que voy a expresar es una opinión personal mía. Pienso que su ego [el de José Bretón] no pudo aceptar que una mujer quisiera dejarlo, y su mente comenzó a elucubrar cómo hacerle daño, y el daño físico se pasa. Lo peor que se le puede hacer a una madre es separarla de sus hijos".

El inspector recalcó que Bretón había realizado una llamada "infructuosa" a su mujer a las 13.31 horas del día 8 de octubre de 2011, cuando desaparecieron los pequeños. Ella no cogió el teléfono. "Por una deducción más o menos lógica ese pudo ser el ultimátum", señaló el jefe de la investigación.