BERLÍN. En una entrevista avanzada hoy por el semanario político alemán "Der Spiegel", el primer ministro italiano advierte de los riesgos de la inflexibilidad en esta crisis.
"Si Alemania y otros países están interesados en que la actual política en Italia tenga futuro", entonces deben dar "apoyo moral, no financiero" a Roma, aseguró Monti.
En general, el primer ministro italiano agregó de seguido que Berlín y otras capitales europeas "deberían dejar algo más de margen de maniobra a algunos países de la eurozona que cumplen de la forma más estricta los requisitos europeos".
No obstante, no especificó si ese margen debe concederse dentro de las políticas de consolidación fiscal, en la aplicación de los ajustes o en la regulación de ciertos mecanismos europeos como los fondos de rescate.
Tampoco indicó cuales son los países, además de Italia, a los que se refería, aunque en varias ocasiones ha señalado que ambos países compartían el afán reformista y el peso de la presión de los mercados.
Apuntó que la "desconfianza" general desatada por la crisis de la deuda es la que hace que algunos países muestren "cierta preocupación" ante la posibilidad de que el Banco Central Europeo (BCE) reactive su programa de compra de bonos soberanos en el mercado secundario.
Esta acción, que ya llevó a cabo el BCE durante varios meses el año pasado, serviría para aliviar tensiones en los mercados y los costes de financiación de la deuda española e italiana, situada ahora en cotas muy elevadas y poco sostenibles a largo plazo.
"Esas preocupaciones son infundadas. Esa es precisamente la desconfianza que nos ha impedido en esta crisis encontrar una solución clara. Tenemos que superar esto rápidamente y volver a confiar los unos en los otros", afirmó Monti.
El primer ministro señaló que la crisis ha azuzado los prejuicios nacionalistas dentro de la eurozona, algo que consideró "muy intranquilizador", porque ha levantado "un frente de confrontación entre el norte y el sur" de Europa.
"Las tensiones que acompañan a la eurozona en los últimos años llevan implícita la semilla de la disolución psicológica de Europa", advirtió Monti, que considera la divisa común piedra angular de la integración del continente.
A continuación, el primer ministro aseveró que "si el euro se convirtiese en un factor para la desintegración europea", entonces quedarían destrozados "los fundamentos del proyecto Europa".
Monti recordó asimismo que Alemania y Francia, las dos mayores economías de la eurozona, fueron los primeros países que incumplieron, en 2002 y 2003, los límites de endeudamiento fijados en el Pacto de Estabilidad y Crecimiento, dando un "mal ejemplo" al resto de miembros.
Además, destacó que "mucho de lo que Alemania y Francia han hecho por el rescate de Grecia ayuda también a los bancos alemanes y franceses, que son con mucho los mayores acreedores de Grecia y de los bancos griegos".
Italia, agregó, que es un contribuyente neto a los fondos de rescate, apenas se beneficiaba indirectamente de las ayudas para Atenas.
De hecho, Monti indicó que la deuda pública italiana ha pasado a suponer el 123,4% del producto interior bruto (PIB) por los rescates, ya que sin ellos se situaría en el 120,3%.