Vitoria. El acoso escolar se destapa cada día más como un asunto social de primer orden. Los casos de bullying han aumentado en las aulas en los últimos años, hasta el punto de que ya hay quien achaca este incremento al mal de todos los males: la crisis. Lo cierto es que sólo en Álava este mismo curso se han atendido medio centenar de casos por parte de la Asociación contra el Acoso Escolar (ACAE), que advierte a las autoridades de que los protocolos de actuación están fallando.

Según los datos de los que dispone este colectivo, la mayor parte de las denuncias hacen referencia a los centros educativos concertados. Son, además, los casos donde más difícil resulta llegar al problema. "Los colegios quieren preservar el buen nombre, una denuncia de acoso es una mancha y su solución se demora en el tiempo", explica Encarna García, presidenta de ACAE. Al parecer, en estos centros los padres no suelen tener acceso al registro del colegio para hacer una denuncia, como sí ocurre en la pública, por lo que recomiendan enviar un burofax para que quede constancia de ello.

La situación no es exclusiva de Álava, también ocurre en Euskadi. No en vano es, junto con Valencia, la comunidad autónoma desde donde más consultas y notificaciones recibe esta asociación que, en vista de la situación, ultima la apertura de una oficina en la CAV, que tendrá su sede en Bilbao probablemente. El colectivo aconseja a las familias sobre cómo deben actuar ante un posible caso de maltrato y, en algunos casos, media también con el propio centro.

Según explica ACAE, el aislamiento social precedido de un bulo suele ser el caso más típico de acoso escolar. A menudo la propagación de esta mentira suele ir aupada por las nuevas tecnologías, de ahí que desde la asociación instan a las familias a que vigilen el uso que hacen los menores de ellas. "Los padres deben controlar lo que hacen sus hijos delante del ordenador, es su labor", asegura García. Las edades en las que con más frecuencia se dan casos de bullying es entre los 11 y los 13 años, es decir, en sexto curso de Primaria, así como en primero y segundo de Secundaria. "El problema es que no se soluciona a tiempo y la situación se traslada hasta la ESO", explican desde la Asociación contra el Acoso Escolar. Además, es entre las niñas donde resultan más habituales este tipo de situaciones.

Para reconocer un caso de violencia escolar, desde la asociación aconsejan estar atentos a las señales que emiten los menores. "Los hijos nos están mandando continuamente mensajes que debemos interpretar, tales como episodios de ansiedad o dolores de cabeza según se va acercando el lunes y hay que volver al colegio", asegura García. La responsable de ACAE insiste en la necesidad de abordar con rapidez este tipo de situaciones porque "puede dejar secuelas".

En Euskadi, el caso de Jokin Zeberio, el joven que acabó con su vida en 2004 lanzándose de lo alto de una muralla en la localidad guipuzcoana de Hondarribia, marcó un antes y un después a la hora de abordar los problemas de convivencia que se dan dentro de las aulas. El suceso provocó la reacción inmediata por parte de las autoridades vascas que activaron, sin dilación, un protocolo de actuación. Sin embargo, ACAE considera que el interés se ha ido diluyendo al tiempo que los casos han ido en aumento.

Los datos, al menos, así lo corroboran. El número de denuncias ha llegado a los 50 en el caso de Álava -según el registro de la Asociación contra el Acoso Escolar-, y la cifra ha ido in crescendo. "La crisis ha tenido mucho que ver; los niños traen a las aulas los problemas que tienen en casa", añade García.

Un centenar de sospechas A falta de conocer los datos oficiales más recientes, cabe recordar que el Departamento vasco de Educación investigó durante el año 2010 un total de 90 sospechas de acoso escolar en todo Euskadi, de los que pudo probar que 33 menores sufrieron bullying por parte de sus compañeros. Según explicó la consejera de Educación, Isabel Celaá, en todos estos casos los centros intervinieron para resolver las situaciones generadas mediante el trabajo con la víctima, el agresor y a través de actuaciones más globales en los grupos. Además, según otros estudios llevados a cabo por este Departamento, el 17% del alumnado de Primaria y un 12% de Secundaria asegura haber sido objeto de alguna situación vejatoria.