¿Cómo serían las relaciones entre Euskadi y España con usted como lehendakari?

Me preocupa más mirar hacia Europa, que no mirar hacia España. Pero, en cualquier caso, yo quiero tener una relación amable con España, como con Francia, y como con cualquier Estado miembro de la Unión Europea.

A nivel personal, ¿cómo es su relación con Mariano Rajoy?

Más allá de que representemos proyectos absolutamente antagónicos no solo en lo identitario, sino incluso en el modelo socioeconómico, en lo personal la relación es buena y fluida, como lo fue con Zapatero. A pesar de las discrepancias, puede haber elementos en los que haya una cierta complicidad en las conversaciones, o una cierta atención a la postura del otro para saber cómo gestionamos las posturas diferentes. La relación es buena, y espero que así siga.

¿Hay margen para colaborar y dar pasos conjuntamente en materia de paz?

Creo que sí, y creo también en el trabajo que se está haciendo y que hay que seguir haciendo. Tengo esa esperanza y, desde luego, mi empeño es seguir haciéndolo, pero de manera lo más discreta posible.

El PP apuesta en público por ilegalizar a Sortu, Bildu, Amaiur. ¿Es lo que quiere Rajoy, o lo que se ha desprendido de la reunión que mantuvieron?

No hablamos de ilegalizaciones en absoluto. Creo además que el PP es consciente de cuál es la realidad, porque hay una evidencia: el comunicado de ETA anunciando el cese definitivo de la acción armada. ¿Que no ha habido disolución? Sí. ¿Que esto nos lleva a seguir trabajando con cautela? Sí. Pero estamos en un escenario diferente. Aquí se han retirado escoltas, de mutuo acuerdo entre el Gobierno Vasco y el español. ¿Qué mejor prueba? El PP es consciente de que estamos en un nuevo tiempo. Votó en contra de la moción de ilegalización de Bildu y Amaiur presentada por Rosa Díez en el Congreso.

¿Es descabellado pensar en que antes o después podría haber un diálogo entre el Gobierno español y ETA?

No sé si habrá o podría haberlo. Que podría haberlo, no lo descarto, pero que ningún lector pueda sacar la conclusión de que Iñigo Urkullu augura que el Gobierno español hablará con ETA. No. Simplemente digo que podría. Siempre he abogado por que un Gobierno pudiera hablar con una organización terrorista, y siempre lo he hecho diferenciando el diálogo de la negociación. Negociar aquellas cuestiones que afecten al desarme, a las víctimas del terrorismo, a la política penitenciaria; pero no de cuestiones políticas. Hablar y dialogar, sí. Ahora, que el PP lo vaya a hacer, no lo sé.

El EPPK se está impacientando porque ve que se esfuma la salida colectiva. ¿Esa frustración es un riesgo para el proceso?

Dentro de las cárceles hay una consideración cada vez mayor de que no va a haber medidas de gracia generalizadas. De la misma manera en que la izquierda abertzale ha tenido la valentía de presentar unos estatutos de una formación política en base a la legalidad vigente, los presos y presas deberían tener libertad por parte de su propio mundo.

Volviendo a su encuentro con Rajoy, confesó que salió preocupado por la crisis.

Sí, los indicadores invitan a la preocupación. Creo que la situación económica en el Estado español va a ir a peor.

¿Pudo arrancar algún compromiso de Rajoy en el autogobierno?

Le hice el planteamiento de la defensa del Concierto económico, y le trasladé mi preocupación por que un escenario de consolidación fiscal y armonización pudiera afectar a la interpretación del Concierto. Vamos a estar muy alerta ante el Consejo de Ministros del viernes que viene, donde se va a debatir sobre lo que afecta a las administraciones públicas.