El Cairo. Mohammed Mursi será el primer presidente civil de Egipto tras el fin de la era Mubarak: el candidato de los Hermanos Musulmanes fue declarado ayer vencedor de las elecciones presidenciales por la Comisión Electoral, lo que desató el júbilo entre sus seguidores congregados en la plaza Tahrir de El Cairo. Mursi, de 60 años, se convierte así en el primer presidente elegido democráticamente en el país, tras imponerse con el 51,73% de los votos a su contrincante Ahmed Shafiq -ex ministro y último jefe de gobierno del régimen del ex presidente Hosni Mubarak-, que obtuvo el 47,27%.
La noticia, que se esperaba con mucha tensión tras las últimas decisiones del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas, fue celebrada por una multitud de seguidores de Mursi congregados en la plaza Tahrir de El Cairo. Los manifestantes enarbolaban banderas egipcias, gritaban y cantaban a favor de su candidato y lanzaban fuegos artificiales en la simbólica plaza donde nació la revolución popular que expulsó a Mubarak del poder. La policía y el Ejército se desplegaron para evitar altercados y se apostaron ante edificios públicos y ante importantes salidas de las autopistas. Poco antes, los Hermanos Musulmanes habían amenazado con revueltas si había fraude electoral y Mursi no era declarado ganador. Por otro lado, los seguidores de Shafiq expresaron una visión apocalíptica ante la posibilidad de un "estado religioso" en el caso de que el candidato islámico llegara al poder. El anuncio de los resultados electorales estaba previsto para el jueves, pero fue pospuesto para revisar las más de 400 alegaciones de los dos candidatos.
Por primera vez en la historia, los Hermanos Musulmanes, organización fundada hace 80 años, alcanzan la presidencia de Egipto. También es la primera vez que el país cuenta con un civil como presidente, después de que faraones, reyes, mandatarios extranjeros y generales ocuparan la jefatura de Estado. Sin embargo, Mursi no contará con poderes tan amplios como sus predecesores, tras las medidas adoptadas por el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas, que recortaron ampliamente sus competencias mediante decretos constitucionales. Así, Mursi no podrá ordenar la intervención del Ejército sin la aprobación de los militares y tampoco podrá decidir sobre su personal y su financiación.
Con el nombramiento está también más cerca la transmisión del poder a un gobierno civil, después de más de 16 meses en manos de los militares tras la marcha de Mubarak. La cúpula militar anunció su intención de entregar el poder a Mursi y al gobierno que designe el 30 de junio. Sin embargo, las instituciones civiles actúan a ciegas, tras la disolución del Parlamento -electo a principios de año y dominado por las fuerzas islámicas- que ordenó el Tribunal Constitucional dos días antes de la segunda vuelta de las presidenciales. Los militares asumieron las tareas legislativas y presupuestarias.
Alegría en Gaza La alegría también se vivió en Gaza, donde Hamás se mostró encantado con la victoria electoral de Mursi. Mahmud al Sahar, uno de los líderes de la organización, señaló que este triunfo supone el apoyo a la lucha contra la ocupación israelí. "Los perdedores en esa lucha son Israel y sus aliados en la región", dijo Al Sahar en referencia a Al Fatah. Cientos de miembros de Hamás celebraron la victoria de Mursi en las calles de Gaza, repartieron dulces y dispararon tiros al aire. El líder de Hamás en la franja, Ismail Haniyeh, felicitó por teléfono al vencedor por su victoria, según informó su oficina.