Vitoria. La organización aspiraba a reunir a más de 3.500 participantes en la VCarrera de la Mujer de Vitoria, pero la previsión se quedó corta. Un total de 4.070 féminas colorearon de rosa las calles de Vitoria a su paso o, mejor dicho, a su trote. La iniciativa, cada año más popular, busca sensibilizar a la ciudadanía en torno a una de las enfermedades femeninas más comunes, el cáncer de mama.
El centro y los barrios amanecieron con multitud de mujeres enfundadas en camisetas rosas, aunque la marea resultó homogénea únicamente en el color. Jóvenes, mayores, madres con carritos de bebé, atletas federadas, aficionadas... Miles de ciudadanas con una sola meta en mente: disfrutar de la mañana, correr los cinco kilómetros con salida y llegada en el Paseo Cervantes y contribuir a una causa solidaria.
María, Nerea y Beatriz lucían orgullosas sus elásticas rosas con el dorsal a juego porque pertenecían al grupo de las 3.500 que completaron la inscripción a tiempo. “El año pasado lo dejamos para última hora y nos quedamos sin dorsal, así que este año hemos sido previsoras”. Aitziber y Mónica, por contra, no pudieron portarlo ya que “cuando fuimos el miércoles nos dijeron que se habían agotado el día anterior”. Pero aseguraban que para la próxima edición “lo llevaremos, seguro”. Beatriz Gaisán fue la embajadora del proyecto Ocho palabras y una meta que acompañaba a la carrera. Según ella misma explicaba, cuando se apuntó a la prueba supo de esta iniciativa y vio la oportunidad de aportar su granito de arena. “Me puse en contacto con ellos, les conté mi historia con el cáncer de mama y me seleccionaron como embajadora, lo cual me llenó de emoción”, explicaba. Según recordó, en julio de 2011 se le vino el mundo encima. “Tuve la crisis de los 40 a lo grande, ya que cumplí esa edad, me quedé en paro y me diagnosticaron cáncer”. Después de preguntarse en balde un millón de veces “¿por qué a mí?” y de hartarse a llorar, se armó de valor y agarró la vida por los cuernos. “Estaba en shock, hundida -explicaba-, pero me sobrepuse, inicié los tratamientos, me operé y tuve suerte, porque me sometieron a cirugía conservadora. Han pasado 11 meses y estoy como una rosa, con mi pelo cortito y las ganas de luchar intactas”.
La palabra que Beatriz abanderó ayer en Vitoria y que confirma que las mujeres no están sólas en este duro trance fue “contigo”. Junto a las otras siete que se pronunciarán en las otras tantas ciudades en las que tendrán lugar carreras de la mujer, el cantante Manuel Carrasco compondrá una canción y todos los beneficios que produzca financiarán la investigación contra la enfermedad.
Al filo de las 11.00 horas, los nervios en la línea de salida eran más que patentes. Las notas de Highway to Hell, de AC-DC, elevadas a la categoría de clásico no sólo del rock sino también de esta prueba en particular, sirvieron para eliminar parte de las tensiones y de excusa para dar unos cuantos saltos, tal y como reclamaba la organización desde la megafonía. A continuación, Encina Serrano en representación del Ayuntamiento y revólver en mano, marcó con un disparo el inicio del circuito. Las corredoras invirtieron una media de 75 minutos para completar el itinerario, pero la ganadora, la atleta Rafaella Ciavola, lo cubrió en tan sólo 18 minutos y 58 segundos. Cruzó la meta en solitario, casi medio minuto antes de que llegara la segunda clasificada, Lucía Gárate. Sin embargo, las celebraciones no acabaron ahí. Después de la carrera, la organización puso en marcha un concierto y un festival de aerobic.