PAMPLONA. En la segunda jornada de la vista oral del crimen de Lekunberri, han testificado agentes de la Guardia Civil que han trabajado en el caso. Según ha dicho el agente que le tomó declaración en dependencias de Comandancia, el acusado "reconoció que la navaja la afilaba y que podía ocasionar daño".
Ha relatado que, tras ocurrir los hechos, en el reconocimiento al acusado se vio que presentaba "un estado correcto, un buen estado y estaba orientado". Y ha asegurado que en su declaración, el procesado "reconoció que lo había hecho, que su intención había sido matar y que si lo había hecho bien tenía que estar muerto".
El agente ha explicado la víctima presentaba cinco heridas que han llegado a la conclusión de que se produjeron en dos momentos diferentes, es decir, que tras apuñalar en una primera ocasión hubo una persecución y "un segundo apuñalamiento".
Otro agente, que se encargó de tomar declaraciones a los detenidos y testigos, ha dicho que la impresión que tuvo del acusado aquel día fue que éste estaba "coherente" y era "consciente".
Una agente que acudió al lugar de los hechos ese misma mañana, ha afirmado que había dos manchas de sangre, "una más grande, otra más pequeñas y gotas sueltas" y que no había botellas en la zona "ni otras cosas dignas de reseñar" para el caso.
En la misma línea, otro de los guardias civiles que ha prestado declaración y que acudió al lugar tras los hechos aquel 16 de enero de 2010, ha manifestado que no vio botellas en las afueras de la discoteca Mao Mao, donde el acusado dijo que habían mantenido una pelea.