El Cairo. Aunque los candidatos comenzaron hace semanas su actividad electoral, Egipto arrancó ayer de manera oficial la campaña para unos comicios presidenciales en los que los egipcios deberán elegir al piloto que guíe la convulsa transición del país. Queda menos de un mes para la celebración de la primera vuelta de las elecciones (23 y 24 de mayo), pero ni siquiera está claro aún cuáles serán las prerrogativas del primer presidente elegido tras la caída de Hosni Mubarak.

La ausencia hasta el momento de una nueva Constitución impide saber si Egipto optará por un sistema semipresidencialista al estilo francés o si los Hermanos Musulmanes, que controlan el Parlamento, estarán tentados de vaciar de contenido a la Presidencia en la Carta Magna si ven que su candidato no tiene visos de ganar. La Junta Militar ha dejado claro que la redacción de una nueva Constitución es imprescindible antes de que se celebren los comicios y de que entregue el poder, el próximo 30 de junio.

Sin embargo, desde la caída de Mubarak, el país vive en un constante ataque de nervios que hace impredecible el devenir de la carrera electoral y de sus resultados. Tres candidatos cuentan a día de hoy con las mayores garantías de éxito: el ex secretario general de la Liga Árabe Amro Musa, el islamista moderado Abdelmoneim Abul Futuh, y el candidato de los Hermanos Musulmanes, Mohamed Mursi. Hace dos semanas, el tablero contenía piezas radicalmente diferentes, pero la Junta Electoral eliminó de la competición a los candidatos más polarizantes por incumplir los requisitos.

Tras la exclusión del jeque salafista Hazem Abu Ismail y del exvicepresidente Omar Suleiman, los islamistas más radicales y los nostálgicos del antiguo régimen se quedaron sin sus representantes más cualificados. Un análisis somero y alejado de matices dicta que el voto laico y antiislamista que en principio podía haber recabado Suleiman irá a parar a manos de Musa, mientras que el voto religioso se repartirá entre Abul Futuh y Mursi.

Las encuestas Un sondeo del Centro Al Ahram para Estudios Políticos y Estratégicos publicada ayer da a Musa el primer lugar con el 41,1% de la intención de voto, seguido por Abul Futuh, con el 27,3%. Sin embargo, el escaso 3% que cosecharía Mursi resta credibilidad al sondeo que difunde cada semana este centro, que ha dado tantos bandazos como sobresaltos han jalonado la carrera presidencial hasta el momento.

En las últimas horas, Abul Futuh, que fue expulsado de los Hermanos Musulmanes el año pasado tras postularse como candidato presidencial, ha recogido apoyos dispares que podrían reforzar sus aspiraciones o actuar como un caramelo envenenado. Si el pasado fin de semana el partido salafista Al Nur decidió respaldar a Abul Futuh como aspirante, ayer este doctor recibió el apoyo del grupo islamista radical Gamá Islamiya. Todo apunta a que ningún aspirante podrá hacerse con la mayoría absoluta en la primera vuelta.