Vitoria. No habrá tregua. Ni un paso atrás. Y quien lo dé, les tendrá de nuevo enfrente por muchas pancartas que hayan compartido en el pasado reciente. Ése fue el claro mensaje que ayer trasladaron las principales asociaciones de víctimas de ETA al Gabinete Rajoy tras hacerse público el Plan Integral de Reinserción con el que éste abre la puerta a acabar con la dispersión sin exigir para ello que los presos tengan que pedir perdón.

El Gabinete Rajoy se vio ayer incapaz de recuperar el crédito del que gozaba en este colectivo, inflamado ahora por una iniciativa tras la que intuyen el germen de un nuevo proceso para, como poco, buscar un fin ordenado a la historia de ETA. Ni todos los esfuerzos de un ministro del Interior que se sumó a última hora a la maratoniana ronda con la que trataron de contener este incendio sirvieron para siquiera sofocarlo. "Las víctimas nos sentimos traicionadas y engañadas", decía la presidenta de la AVT, Ángeles Pedraza. "E igual que hemos salido a la calle con el Gobierno del PSOE, saldremos con el del PP si es necesario", advertía, atrincherada en su crítica pese a las dos horas en las que Jorge Fernández trató de convencerle de que, en el fondo, nada cambiará, e incluso admitió haber errado "en las formas" al incumplir su compromiso de comunicar previamente a estas asociaciones cualquier decisión que afectara a la política penitenciaria.

de la "indecencia" a la "torpeza" Pedraza se mostró implacable. "Dolida" por el paso de los populares, tanto por el fondo como por las formas, rechazó las explicaciones de Fernández Díaz y sostuvo que, si los presos se quieren acoger a este plan y ser acercados a Euskadi, deberían seguir teniendo que pedir antes perdón. Y la mayoría de colectivos siguieron su paso.

Interior había sido meticuloso en el dibujo de su cortafuegos. De hecho, en lugar de recibir a la vez a todos los colectivos los dividió en tres citas: la ruidosa AVT la primera, sola para tratar de lograr su apoyo. Después las federaciones autonómicas y por último el Foro Ermua, Covite o las Voces contra el Terrorismo que lidera José Antonio Alcaraz, bandera de la protesta en tiempos de Loiola. Pero las declaraciones hechas a lo largo del día por éstas ya anunciaban que no había margen para el entendimiento. "Es imperdonable, indecente e insostenible", decía Ana Iribar, desde la Fundación Gregorio Ordoñez. "Es una cesión del Gobierno a los intereses de los terroristas y un varapalo para las víctimas". Toda "medida de indulgencia" es "fortaleza para ETA", remachaban la AVT y la Fundación Miguel Ángel Blanco. Incluso desde las filas populares, el exparlamentario vasco, Santiago Abascal hablaba de "torpeza increíble" aunque el PP defendiera que esto no le ha dividido internamente.

¿negociar? nunca Aun así, amenazada por el coste que le puede pasar entre los suyos que cale la tesis de que se aquí se revela un primer paso para tomar al fin el tren de la pacificación -temo que éste sea "un gesto hacia alguien", decía la AVT-, el PP se esforzó por mostrarse tajante: "No va a haber ninguna negociación. No esperen nada de eso". El Ejecutivo no negocia ni va a negociar "nunca" con ETA, subrayaba convencida Soraya Sáez de Santamaría, apóstol ayer del nada ha cambiado. Sin embargo, le costará que este mensaje arraigue a juzgar por declaraciones como las que ayer mismo hacía el Foro Ermua, que acusó a Rajoy de haber caído ya en la "trampa" de tomar la senda que siguió Zapatero.