ISLAMABAD. Según fuentes policiales consultadas por Efe, al menos 384 reclusos consiguieron fugarse tras el ataque talibán a la prisión central de la ciudad de Bannu, que se produjo en torno a la 1.30 hora de la madrugada local (20.30 GMT del sábado).
La policía cifró inicialmente en un centenar los insurgentes implicados en el asalto pero luego elevó el número a unos 500.
Los atacantes estaban provistos de granadas y armas ligeras y pesadas, y causaron heridas a al menos siete miembros del equipo de seguridad del centro penitenciario. La cárcel, situada en las afueras de la ciudad, albergaba a cerca de un millar de reclusos, según los medios locales.
Según las fuentes policiales, 30 de los presos estaban considerados "peligrosos", incluido uno identificado como Adnan Rashid, implicado en un intento de asesinato en 2003 contra el entonces presidente paquistaní Pervez Musharraf.
El movimiento Tehrik-e-Taliban Pakistan (TTP), que aglutina a diversas facciones talibanes del país asiático, ha reivindicado la acción.
Las fuerzas de seguridad paquistaníes han lanzado una operación de búsqueda tanto en Bannu como en la cercana ciudad de Pesháwar, y han arrestado de momento a unos 20 reclusos que se habían dado a la fuga.
Esta evasión, una de las mayores en la historia de Pakistán, recuerda a otra ocurrida el año pasado en la ciudad meridional afgana de Kandahar, donde 470 presos, muchos de ellos insurgentes, se escaparon a través de un túnel hecho por los talibanes.
"Es un gran acontecimiento, una acción bien planeada que muestra la negligencia (de las autoridades). Debe haber habido complicidad dentro del personal de la prisión, si no es imposible", observó a Efe el general retirado paquistaní Talat Mahsud.
El también analista Humayún Khan, de la Universidad de Defensa de Islamabad, criticó por su parte "la falta de seguridad" existente en la cárcel a pesar de albergar un número tan elevado de presos peligrosos.
"Si la policía no puede mantener el control debe recurrir al Ejército", subrayó Khan. El incidente llega en medio de crecientes rumores de conversaciones de paz entre algunas facciones talibanes y el Gobierno paquistaní.
El primer ministro paquistaní, Yusuf Razá Guilani, ha instado en público a los integristas a dialogar y en los últimos meses, pese a la persistencia de la violencia y de algunas operaciones militares, el número de atentados ha descendido notablemente en Pakistán. En marzo, el TTP destituyó a su número dos, Faquir Mohamed, quien según los analistas representaba a la corriente más moderada de los talibanes paquistaníes frente al más radical líder del movimiento, Hakimulá Mehsud.
La ciudad de Bannu, situada en la provincia de Khyber-Pakhtunkhwa, se halla junto a las áreas tribales fronterizas con Afganistán, un territorio muy conflictivo que sirve de refugio a numerosos grupos yihadistas y miembros de la red Al Qaeda.
La demarcación de Bannu limita de hecho con las regiones de Waziristán del Norte y del Sur, que son los principales bastiones talibanes en Pakistán y objetivo de los frecuentes ataques de aviones no tripulados de EEUU.