Yakarta/Bangkok. Un potente seísmo de 8,7 grados de magnitud y varias replicas fuertes golpearon ayer el norte de la isla de Sumatra (Indonesia) y en dos ocasiones dispararon la alerta de tsunami en un total de 28 países bañados por el Océano Índico.
El epicentro del terremoto se registró a unos 500 kilómetros frente a las costas de la provincia indonesia de Aceh, por ello las autoridades de los países bañados por el Océano Índico emitieron alertas sobre tsunamis. Sin embargo, pasadas varias horas de las advertencias, no se produjeron las grandes olas del maremoto de 2004 en el que murieron unas 230.000 personas en 14 países. Por esta razón la alerta fue desactivada en India hasta Indonesia pasando por Tailandia. En cambio no fue así en Yemen, donde las autoridades declararon el estado de alerta en cinco provincias del país en previsión de que un tsunami llegase a las costas del sur a la noche.
El Gobierno indonesio indicó pasadas unas cinco horas desde la primera sacudida, que no había recibido de las autoridades locales partes de daños materiales ni de víctimas causadas por el temblor de 8,7 grados y los posteriores, de 6,5, 6,1 y 8,2 grados, según la Agencia de Geofísica y Meteorología nacional. El presidente indonesio, Susilo Bambang Yudhoyono, dijo durante una rueda de prensa celebrada en Yakarta que el seísmo había causado "un poquito de pánico". "No hay peligro de tsunami aunque estemos en alerta (...) La situación en Aceh está bajo control, la gente puede refugiarse en lugares elevados", señaló el mandatario en presencia del primer ministro británico, David Cameron, en visita oficial a Indonesia. En la ciudad de Banda Aceh, al extremo norte de Sumatra, que fue casi enteramente destruida por el tsunami ocurrido en diciembre de 2004, los edificios se zarandearon durante varios minutos y la gente huyó despavorida a las calles, según los relatos de testigos.
Los temblores y las alertas de tsunami desataron el caos, sobre todo, en las ciudades costeras de Sumatra, cuyas calles quedaron atascadas de vehículos y de gente que trataba de buscar refugio en medio de la incesante voz de alarma difundida por los altavoces de las mezquitas. La sacudida averió la red de suministro eléctrico luz, también la de Internet y dificultó las telecomunicaciones con Banda Aceh, poblada por unas 175.000 personas.