madrid. Pese a los miles de incendios que se declaran cada año en España, la media anual de detenidos se sitúa en solo 300, la mayoría sin intención real de prender un incendio o hacer daño, según un estudio que está realizando la Guardia Civil.

Los rasgos de todos estos, en su mayor parte personas completamente normales, no tiene que ver con los que finalmente resultan condenados a prisión. Así lo refleja la investigación que está desarrollando la Policía Judicial de la Guardia Civil a instancias de la Fiscalía de Medio Ambiente para conocer el perfil de los individuos que son imputados o detenidos como autores de incendios forestales, uno de los delitos más complicados de esclarecer.

En 2012, la superficie forestal quemada ha aumentado alrededor del 120% a igual periodo de 2011, una subida atribuida a la sequía, a las altas temperaturas y a las muchas negligencias cometidas en la quema de pastos, según cálculos basados en estadísticas oficiales.

En el primer trimestre de 2011 ardieron 8.500 hectáreas forestales, frente a las alrededor de 19.000 en lo que va de año. Hasta la fecha, ello se ha traducido en el doble de detenciones y cinco veces más de imputaciones respecto al ejercicio anterior, ha explicado un portavoz del Servicio de Protección de la Naturaleza (SEPRONA).

El capitán y psicólogo de la Policía Judicial de la Guardia Civil José Luis González afirma que detrás de los incendios hay mucha "imprudencia punible", como la quema de pastos o rastrojos; "En realidad, no quieren, no son incendiarios. Tras ser puestos a disposición judicial, en muchos casos el juez estima que no hay intención de causar tanto daño y no van a la cárcel", añade el capitán, que en los últimos cuatro años ha entrevistado al medio centenar de condenados que actualmente está en prisión.

causa humana De los miles de siniestros forestales que se registran al año en el país, alrededor de la mitad son provocados por la mano del hombre. Del resto son responsables las causas naturales (sobre todo rayos).

Aunque la investigación de la Policía Judicial de la Guardia Civil continúa en curso, González confirma el perfil observado en los últimos años: son varones solitarios, mayores, con ciertos problemas de adicción y procedentes de clases socio-culturales bajas. Y desmiente la leyenda urbana de que posean motivaciones relacionadas como la venganza, el odio o las rencillas vecinales, algo que, según este psicólogo, se produce de forma marginal.

Por contra, asevera, "la mayoría de las veces incendian sin sentido. No tienen una verdadera intencionalidad de quemar, ni ganan nada por ello". Asimismo en contra de la creencia popular, la piromanía tampoco es algo habitual; es un término clínico "muy raro", añade.