La Habana. La disidencia cubana responsabilizó ayer al Gobierno de la isla de la muerte "evitable" del preso Wilman Villar, de 31 años, que desde hace unos 50 días cumplía una huelga de hambre en protesta por la condena de cárcel que recibió en noviembre por desacato y atentado a la autoridad. La muerte de Villar, ocurrida el jueves en un hospital de Santiago de Cuba (a 944 kilómetros al este de La Habana), suscitó reacciones de la disidencia interna así como del exilio y de los gobiernos de España y Estados Unidos, en un caso que algunos opositores comparan con el de Orlando Zapata, el preso político que falleció en febrero de 2010 tras una larga huelga de hambre.

Wilman Villar, según la disidencia, era un opositor "activo" desde el pasado mes de septiembre cuando se sumó a la ilegal Unión Patriótica de Cuba que lidera José Daniel Ferrer, expreso político del Grupo de los 75. Comenzó entonces a participar en actividades de este grupo y el 14 de noviembre fue detenido en una protesta. Días después fue juzgado y condenado a cuatro años de cárcel por delitos de desacato y atentado contra la autoridad, de acuerdo a datos de la Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional (CCDHR).

Fue encarcelado en la prisión de Aguadores, donde inició una huelga de hambre en protesta por su condena y, ante el deterioro de su estado de salud, el pasado viernes fue trasladado al hospital santiaguero Juan Bruno Zayas.

Wilman Villar, casado y padre de dos hijas, ha sido enterrado en su localidad local de Contramaestre, en la provincia de Santiago de Cuba donde, según informaron fuentes de la disidencia, se produjeron decenas de detenciones.

críticas La CCDHRN, cuyo portavoz es el activista Elizardo Sánchez, responsabilizó "sin ambigüedades" al Gobierno de Raúl Castro de esta muerte. "Resulta inquietante la cantidad de muertes evitables ocurridas bajo la administración del general Raúl Castro: la de Orlando Zapata, las muertes de los pacientes psiquiátricos de Mazorra, la muerte de Wilfredo Soto en Santa Clara tras una golpeadura policial, todas muertes evitables que son absoluta responsabilidad jurídica, política y moral del Gobierno de Cuba", señaló Sánchez.

"Es un crimen más de la tiranía, un nuevo caso al estilo del de Orlando Zapata Tamayo", dijo por su parte José Daniel Ferrer, de la Unión Patriótica de Cuba a la que pertenecía Villar.

En La Habana, la líder de las Damas de Blanco, Berta Soler, señaló que esta muerte "es una muestra más de la cobardía del Gobierno cubano, al que no le interesa más que su poder". Este colectivo femenino ha abierto un libro de condolencias en su sede instalada en la casa de Laura Pollán, quien fue la líder del grupo y que falleció el pasado octubre.

También el Gobierno español se mostró "consternado" por el fallecimiento de Villar y emplazó a las autoridades cubanas a liberar a todos los presos políticos.

Desde Estados Unidos, la portavoz del Departamento de Estado, Victoria Nuland, calificó el hecho de "tragedia" y deploró la muerte de un "defensor joven y valiente de los derechos humanos en Cuba".

En la isla no se ha producido hasta el momento reacción oficial alguna y solo algunos blogueros oficialistas comentan la muerte de Villar.