EL CAIRO. La Liga Árabe aprobó ayer duras sanciones económicas sin precedentes a Damasco, que acentúan el aislamiento de un régimen sirio que este domingo continuó con su espiral de violencia. Después de múltiples ultimátum al régimen de Bachar al Asad para que aceptase el envío de una misión de observadores árabes, el jeque Hamad bin Yasim bin Yaber al Zani, primer ministro de Catar, anunció las medidas, que no serán secundadas por dos vecinos de Siria: Irak y Líbano. Las sanciones abarcan un amplio rango de instituciones y altos cargos, aunque la Liga Árabe expresó su esperanza en que afecten lo menos posible a la población civil.
El Consejo del organismo prohíbe desde ahora a altos cargos sirios -sus nombres serán decididos posteriormente- viajar a los países árabes y ordenó que se congelen sus fondos.
Además, la Liga Árabe decretó el cese de los intercambios comerciales y financieros con el Gobierno de Siria -con excepción de las mercancías necesarias para la población-, así como el de las transacciones con el Banco Central Sirio. Asimismo, se prohibirán los vuelos entre los países árabes y Siria, una decisión que todavía requerirá de los ajustes que introduzca el Comité Ejecutivo Técnico de la Liga en el plazo de una semana.
Este mismo comité, integrado por expertos de Jordania, Argelia, Arabia Saudí, Omán, Egipto y Marruecos, deberá estudiar también cuáles son los bienes que no quedan incluidos en el embargo.
Al Zani, que calificó la jornada como "un día triste", destacó que las medidas punitivas pretenden "prevenir cualquier intervención extranjera" en el conflicto, ya que la resolución a la crisis "debe estar dentro del marco árabe".
Según el secretario general de la Liga Árabe, Nabil al Arabi, las sanciones "tienen el objetivo de presionar a las autoridades sirias", para que detengan la violencia sobre los manifestantes contra el régimen de Bachar al Asad, y que ya se ha causado la muerte de más de 3.500 desde el pasado marzo, según la ONU. Sin embargo, a juzgar por las palabras de ayer del presidente Al Asad, no parece que Damasco tenga la intención de cejar en su campaña de represión.
En un encuentro con estudiantes universitarios, Al Asad aseguró que las fuerzas del régimen seguirán luchando contra los "terroristas" en el país. "No habrá tolerancia con ellos, les seguiremos por todas partes", aseguró el mandatario, antes de añadir que el Ejército ha propinado "golpes severos y decisivos a los terroristas".
El presidente agregó que "los grupos armados que aterrorizan a los ciudadanos sirios están divididos en tres grupos: unos pertenecen a los Hermanos Musulmanes, otros a grupos fanáticos islamistas y unos terceros son quienes están sentenciados a muerte o a cadena perpetua y no dudan en cometer estos actos".
También quiso minimizar el impacto de los militares que han desertado de sus Fuerzas Armadas, muchos de los cuales han pasado a formar parte del rebelde Ejército Libre Sirio.
"Si el abandono de decenas de soldados se llama deserción, entonces todos los países tienen deserciones", señaló.