vitoria. Ayer, un día después de que Jesús Eguiguren lamentara una vez más que el lehendakari no sobrepase sus atribuciones y dirija el tránsito hacia la paz definitiva en Euskadi, Patxi López afirmó, ante un Parlamento en el que no estaba el presidente del PSE, que su "responsabilidad" es ponerse al volante del proceso, aunque, eso sí, con recetas ya conocidas. Una voluntad de liderazgo que cuestiona el presidente del EBB del PNV, Iñigo Urkullu, quien sostuvo en Radio Popular que "nada" de lo que el lehendakari, al próximo presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, será "novedoso" porque ya lo ha hecho su partido y que López "ya está fuera de tiempo" para liderar la pacificación.

López, ante la demanda de Ezker Batua de que presentara sus conclusiones sobre la ronda de contactos emprendida con los partidos tras el anuncio del fin de la violencia de ETA, respondió que su única hoja de ruta será el decálogo que planteó en el Pleno de Política General, cuyos principales objetivos son la construcción de un relato "veraz" de la historia del terrorismo y promover la reinserción de los presos si éstos asumen su derrota y reclaman soluciones individualizadas.

Los puntos siete y ocho del decálogo del lehendakari explicitan que sólo tras una ruptura "pública" con ETA y la asunción de "la legalidad" se podrá aplicar de forma "flexible" la política penitenciaria, y ello incluye "el acercamiento progresivo de los penados". Ayer López se expresó en la misma línea, defendiendo que se abra una "política penitenciaria diferente" y que se legalicen "todas las opciones políticas que cumplan los requisitos democráticos", unos principios que en septiembre todos los partidos salvo PNV y PP -por diferentes razones- celebraron escuchar al Gobierno socialista, pero que no han variado tras el punto de inflexión que supuso el comunicado de ETA del 20 de octubre.

López quiso ayer escenificar su voluntad de liderar los pasos que toca dar a partir de ahora en respuesta al portavoz de EB, Mikel Arana, quien defiende que la ronda de contactos no ha servido para gran cosa, especialmente después de que el lehendakari no le presentara ninguna conclusión al respecto. Arana, firme defensor de una mesa de partidos en la que todas las opiniones sean debatidas y contrastadas a un mismo tiempo, lamentó que la ronda se haya quedado en reuniones "de uno en uno" en Lehendakaritza. El lehendakari rehusó una vez más dar más explicaciones, pues no se moverá del discurso del Debate de Política General hasta que no se reúna con Mariano Rajoy, con quien ya ha mantenido una conversación telefónica. "El Gobierno de España, que no está ni siquiera constituido, es al que le corresponde una parte fundamental de esa hoja de ruta, espero que no pase nada porque previamente me reúna con el presidente de ese Gobierno", pidió López. Al respecto, el líder del PP vasco, Antonio Basagoiti, apuntó en Radio Euskadi que en torno a la flexibilización de la política penitenciaria "se escuchará" la demanda, pero "quien puede conseguir una política penitenciaria distinta es quien tiene que reconocer el daño causado" y "tiene que garantizar que ETA entrega las armas".

El Pleno de ayer vivió además un episodio que no por anecdótico deja de ser muy ilustrativo. Discutían el lehendakari y el portavoz popular, futuro diputado en Madrid y ministrable, Leopoldo Barreda, sobre la posible supresión de las diputaciones de régimen común. López explicó que, tras la victoria del PP en las generales, es Barreda "el que tiene que responder a su propia pregunta", a lo que éste replicó en la misma línea, y dijo estar preocupado por "la proyección que algunos le auguran en próximas fechas en el seno de su partido en el ámbito nacional".