Bilbao. Desde el hotel en el que se encuentra alojado en la capital guipuzcoana para participar en la Conferencia Internacional por la Paz de hoy, Alberto Spektorowski (Uruguay, 1952) atendió ayer por teléfono a DEIA. Antes de entrar en materia, el integrante del GIC pide perdón por si su cautela le impide contestar a algunas preguntas. Pero el que fuera integrante del equipo negociador israelí que participó en las conversaciones de Camp David deja algunos titulares. "Yo diría que Kofi Annan sabe cosas que nosotros no sabemos", enfatiza.

¿La relevancia de las personalidades que van a estar en la Conferencia Internacional son el mejor síntoma de que la paz en Euskadi está más cerca que nunca?

Quiero ser muy cuidadoso con mis palabras, pero yo creo que se está acercando la paz. Soy muy cauteloso, porque hay mucha agua que está corriendo por debajo del puente, pero esta conferencia presagia que vienen tiempos bastante mejores.

La presencia de Kofi Annan, entre otros líderes mundiales, le da relevancia a la cita de hoy.

Por supuesto. Si Kofi Annan está en Donostia es porque cree que puede haber movimientos sumamente positivos. Yo diría que sabe cosas que nosotros no sabemos.

Desde algunos sectores se ha acusado al abogado Brian Currin y al Grupo de Contacto de estar al servicio de la izquierda abertzale.

Creo que cierta parte del espectro político no le tiene mucha simpatía ni al Grupo Internacional de Contacto ni al propio Brian Currin. Esto es conocido por todos. Nosotros hemos tratado de ser intermediarios, pero no hemos tenido esa recepción de intermediación. Ni el Gobierno español ni el Partido Popular han querido tener contactos formales con nosotros. No lo creen necesario, pero hay cosas que se van dando. Aquí, tanto ETA como la izquierda abertzale han dado unos pasos, que, probablemente, no son suficientes para el resto de la comunidad política española, pero que tampoco son despreciables. De alguna forma, tienen que hacer una referencia, si no formal, al menos informal, y en cierta forma me da la sensación de que algo de esto ya está pasando.

¿Ha habido mucho trabajo previo en silencio para llegar hasta aquí?

Claro, obviamente. Hay mucho trabajo que no puedo mencionar, pero que se está desarrollando en la sombra. Hay una parte que es todo el tema declarativo, y otras cosas que se están tratando fuera de este ámbito, como en toda negociación.

¿Hasta qué grado se tiene que involucrar la comunidad internacional? ¿El papel decisivo no es de los agentes vascos?

La comunidad internacional es facilitadora. A mí no me gusta que la comunidad internacional tome partido y se involucre sin tener necesidad, pero hay veces en que puede ser facilitadora. No siempre eso funciona y no sé si en este caso va a funcionar bien, pero por ahora me da la impresión de que va por buen camino. Aunque, repito, quiero ser muy cauteloso y tampoco puedo decir que hoy vayan a sacar el champán y empiecen a festejar. Vamos a ver qué pasa.

Lo que parece evidente es que hasta el día que ETA no anuncie su disolución no estará claro que la paz ha llegado para quedarse.

Usted está en lo correcto. Lo que se está esperando es una declaración de ETA en ese sentido y también algún movimiento del otro lado. No sé de forma exacta si esto se va a dar, pero tenemos esperanza y estamos muy cerca de ello.

Algunos apuestan por una política de vencedores y vencidos. ¿Es idónea esta formula?

Desde el punto de vista teórico no sería lo ideal, pero hay que salir de la parte teórica a la realidad. El empate sería lo ideal, pero es muy difícil que se dé, y menos en este conflicto. Es muy difícil que el Gobierno de España acepte esa clase de empate. Hay una frase que creo que la decía Kissinger, la de "una ambigüedad constructiva". Y, a veces, se necesita un poco de esto para seguir adelante. Puede que sea el caso de aquí, pero no creo que el Gobierno español y la oposición, que probablemente llegue al poder, lo acepten. Lo ven como que hay que derrotar a ETA y punto.

¿Entiende que el lehendakari Patxi López no esté presente en la cumbre de hoy?

Hubiese sido importante ver a algún representante del Gobierno vasco, pero no ha sido así. Me quedo con que va a acudir a la conferencia una delegación del Partido Socialista.

¿Cree que el Gobierno español tomará buena nota de las conclusiones que salgan del cónclave de Donostia?

Debería de tomar nota, pero que lo haga es otra historia. Yo sí creo que las tiene que tener en cuenta, pero no voy a ser tan osado de decir al Gobierno español lo que tiene que hacer. Yo y el resto de integrantes del Grupo de Contacto somos muy respetuosos con el Gobierno español, no es nuestro enemigo.

¿Y el Partido Popular? Es la única formación política que no va a acudir a la cita. Parece que está dejando clara cuál es su postura en caso de que llegue a La Moncloa.

La política de cada uno la tenemos bastante clara. Sabemos las presiones de unos y otros. Por eso le digo que nosotros no presionamos a nadie para que tome nota, porque tanto en el PSOE como en el PP hay presiones de todo tipo. Pero no estoy en la disposición de recomendar a nadie cómo tiene que actuar en el escenario político español.

¿La cercanía de las elecciones generales del próximo 20 de noviembre pueden perjudicar el proceso de paz?

Aparentemente, la inminente cita con las urnas no ayuda demasiado, pero vamos a ver. Yo entiendo que no es una situación cómoda para nadie que las elecciones estén a la vuelta de la esquina, pero veremos. Como en toda negociación, hay muchas cosas que dan vuelta por ahí y que aparecen y uno no se da ni cuenta.