PAMPLONA. Así lo ha señalado el magistrado en respuesta a un asistente que le ha cuestionado a este respecto en el X Congreso Nacional de Bioética en el que ha participado este viernes en Pamplona. En el turno de preguntas de los participantes en el congreso, José Mari Compains, abogado y padre de tres jóvenes detenidos varias veces por delitos relacionados con el entorno de ETA y kale borroka, ha tomado la palabra para preguntar a Grande-Marlaska sobre "qué hace cuando tiene en la mesa denuncias sobre torturas" que, en su opinión, "son una realidad rechazable en este país".

El juez de la Audiencia Nacional ha explicado que cuando algún detenido expone haberse visto sometido a torturas, "no actúo en el momento en el que lo dice, sino que empiezo a actuar antes a efectos preventivos". Según ha indicado, cuando acuerda una incomunicación de un detenido, éste "es visto inmediatamente por los médicos forenses antes de ser trasladado a Madrid, donde hay un seguimiento dos veces al día".

En este sentido, el magistrado ha incidido en que tiene "conocimiento directo" a través del médico forense "de lo que se está aconteciendo y de lo que ellos observan" y ha destacado que si el propio Defensor del Pueblo le solicita información sobre el detenido mientras dura la incomunicación "le traslado los informes del médico forense".

Además, a este respecto ha puesto de relieve que "si en algún momento el Defensor ha querido ir a ver algún detenido, aún estando incomunicado", ha autorizado esta visita. "Esto es verdad y se puede comprobar", ha sentenciado.

El juez ha explicado que "cuando me vienen y me dicen que han sido torturados" él no lo investiga porque "no soy competente". No obstante, ha recalcado que lo que debe hacer es "valorar no sólo la declaración" del detenido, "sino también los antecedentes que hay en los informes forenses para generar una mínima verosimilitud para deducir testimonio".

Así, Grande-Marlaska ha asegurado que cuando ha visto "verosimilitud" en la declaración ha deducido testimonio y ha sido tajante al afirmar que cuando ve y observa "realmente" una "mínima seriedad en la imputación lo traslado y lo digo en mis propias resoluciones porque eso es materializar la justicia".

En esta línea, se ha referido a los guardias civiles condenados por la Audiencia Provincial de Guipúzcoa por maltratar presuntamente a Igor Portu y Mattin Sarasola, los etarras que volaron la T-4 de Barajas con una bomba que mató a dos ciudadanos ecuatorianos, y ha destacado que aunque no ordenó su detención les tomó declaración y "vi algún tipo de elemento e indicio", por lo que dedujo testimonio y "lo mandé a San Sebastán".

"El detenido es libre de denunciar el hecho pero cuando no hay una base ni un mínimo elemento yo no tengo que deducir testimonio, tengo que tener unos mínimos elementos para tomar esta decisión en todos los supuestos relacionados con casos de tortura", ha concluido.