MADRID. El escenario de "Station Blackout" -ocurrido en la central japonesa de Fukushima cuando la combinación de desastres naturales interrumpieron el suministro- "se incorporó a las Bases de Licencia de la central considerando una duración de 4 horas", señala el informe oficial.

En ese sentido, el CSN considera "aceptable" la previsión del titular de la central (Nuclenor) para extender la duración de las baterías a 24 horas y la conexión posterior de la batería de reserva para extender la autonomía hasta 32 horas.

No obstante, pide al titular que "complemente" esas acciones "con la adición de un grupo motor-generador, que permitiría la alimentación de los cargadores de las baterías".

En el informe enviado a la Comisión, el CSN se compromete a "revisar en una inspección las hipótesis y estimaciones realizadas -por el titular- para justificar la duración extendida de las baterías, así como los procedimientos de actuación previstos".

Afirma, además, que Garoña no ha enviado aún el análisis de una situación de "LOOP" -pérdida de todas las fuentes de respaldo y de las baterías, como ocurrió en Fukushima- y pide a los titulares que "lo completen".

Otra de las centrales a la que el CSN plantea más consideraciones es a la valenciana de Cofrentes, de la que dice que sus titulares no han considerado la situación de rotura simultánea de las dos presas existentes aguas arriba de la planta, las de Contreras y Alarcón.

En este sentido, el Consejo plantea al titular de Cofrentes (Iberdrola) que "debería actualizar el análisis determinista que descarta el suceso de rotura simultánea de las dos presas de Alarcón y Contreras".

La cantidad de veces que el documento del CSN alude a "propuestas de mejora" que deben hacer las centrales, así como "los análisis que aún deben realizar" ponen de manifiesto, a juicio de Carlos Bravo, portavoz de Nucleares de Greenpeace, "la cantidad de deficiencias detectadas en las pruebas de resistencia".

ras analizar el informe preliminar, Bravo opina que la planta de Garoña, la más antigua que opera en el Estado español, "es la que peor parada sale" en las pruebas de resistencia, seguida de la valenciana de Cofrentes y la de catalana de Ascó; mientras que la de Vandellós (Tarragona) es la que cuenta con menos cuestionamientos.

El portavoz de Nucleares de Greenpeace insiste en que el CSN no está aplicando todos los criterios exigidos por la Unión Europea y por el propio Congreso de los Diputados para comprobar la seguridad, en tanto que no está comprobando la respuesta ante el impacto de aviones, como sí hizo Alemania en sus 17 reactores (que no superaron la prueba).

"El CSN evita esta prueba fundamental porque sabe que ninguna central española la superaría, y ha optado por dar a las plantas un aprobado en seguridad que no tienen", apunta Bravo, quien advierte de que "las consecuencias de un mal análisis serían tremendas".

Al igual que ha hecho Ecologistas en Acción, Greenpeace denuncia que el CSN no tenga en cuenta en las pruebas de resistencia las últimas exigencias en cuestión de terremotos del Organismo Internacional de la Energía Atónomica (OIEA).

Por todos esos motivos, Bravo concluye que el informe preliminar demuestra que los titulares de las centrales han hecho un trabajo "flojo y autocomplaciente", así como que "a las nucleares españolas les queda mucho camino para poder cumplir los requisitos en caso de terremoto".