Madrid. 20-N. Es el resultado de la incógnita que ha estado copando casi la totalidad del debate político las últimas semanas. El presidente español anunció ayer el adelanto de las elecciones generales a otoño, tal y como apuntaban todas las quinielas. Ante una abarrotada sala de prensa, Zapatero daba cuenta de su decisión de marcar el 20 de noviembre como el día de la cita con las urnas. El presidente español da otro paso atrás y deja las riendas del devenir de su partido al nuevo candidato socialista a la presidencia: Alfredo Pérez Rubalcaba. Atrás quedan las pretensiones de Zapatero de concluir las reformas y aguantar hasta marzo. Los deseos de su partido y del propio Rubalcaba vuelven a marcar la pauta.
"El Gobierno ha cubierto en buena medida los objetivos para la segunda parte de la legislatura", afirmó Zapatero en su comparecencia. Y, por ello, llegados a ese punto, el presidente español ha visto oportuno anunciar el adelanto electoral. Paradójicamente, Zapatero aseguró que esta era una decisión que tenía tomada hace tiempo, aunque no concretó desde cuándo, algo que va absolutamente en contra del empeño que ha mostrado hasta el último momento por agotar la legislatura.
Según aseguró ayer Zapatero, unas elecciones en otoño son lo "natural" y lo "razonable", y su decisión es fruto de "la responsabilidad y del interés general", una afirmación que choca con el argumentario que el líder socialista ha esgrimido siempre, que apuntalaba la idea de que llegar a marzo contribuiría a una mayor estabilidad. Ahora Zapatero, que tampoco continuará como diputado, recula y asegura que esta decisión la toma para dar "certidumbre económica y política" y para evitar que a partir de ahora el debate político se centre en hipótesis sobre el adelanto de los comicios.
la fecha: 20-N Mucha curiosidad ha suscitado la elección del 20 de noviembre, día que coincide con el aniversario de la muerte de Franco, pero Zapatero ve en ella una fecha más y aseguró que se trata de un momento en el calendario que, por un lado, da pie al Gobierno a aprobar algunas leyes de reforma que están en trámite y, al mismo tiempo, permite que el nuevo Ejecutivo esté a pleno funcionamiento a comienzos del año que viene. Un nuevo Gobierno que deberá echar a andar con unas cuentas prorrogadas, ya que el actual Ejecutivo español no va a preparar sus presupuestos para 2012.
Lo cierto es que se esperaba que este anuncio se llevara a cabo tras el Consejo de Ministros del 19 de agosto o en septiembre. Hasta ahora, Zapatero ha enarbolado su intención de llegar a marzo. De hecho, los miembros de su Ejecutivo no tardaban en salir al paso cada vez que se avivaban los rumores de un adelanto. Pero el nuevo candidato juega fuerte. El bautizado efecto Rubalcaba ha irrumpido en la escena política y ha proporcionado una bocanada de aire fresco a un PSOE muy falto y necesitado de buenas noticias. El barómetro del CIS que se publicó el miércoles apuntaba que el nuevo candidato lograba acortar en 3,3 puntos la ventaja del PP sobre el PSOE, y situaba a Rubalcaba como mejor valorado que Rajoy en todos los parámetros que planteaban las encuestas. Era la señal que esperaban desde el PSOE. Los sondeos siguen dando como vencedor de las elecciones al PP, pero al menos dibujan un escenario en el que los socialistas podrían enfrentarse a las urnas con una cierta fortaleza y, aunque no lograran evitar la derrota, sí al menos la debacle.
Además, el anuncio de Zapatero coincide con el día en el que se anunciaba que los datos de desempleo en el Estado se reducían en 76.500 personas en el segundo trimestre. Así, el socialismo ha encontrado una confluencia de circunstancias que clamaban que era el momento de poner fecha a unos comicios. Urge actuar. Y es que, aunque los socialistas hayan vislumbrado vientos favorables, estos son momentáneos. El PSOE sabe que la crisis está ahí. Más al pilpil que nunca. Y los favorables datos del paro se deben a la habitual creación de empleo de la época veraniega. El PSOE sabe que el país está en el punto de mira de los mercados y que ha estado al borde del rescate con una prima de riesgo alarmante. De hecho, ayer mismo, apenas horas antes de que el presidente Rodríguez Zapatero anunciara su decisión, la agencia calificadora de riesgo Moody's amenazó al Estado con rebajar su credibilidad crediticia. Además, el Ibex-35 cerró perdiendo un 0,27% y terminó en 9.630 puntos en esta última jornada de julio, sin que el anuncio del adelanto pudiera evitar al selectivo cerrar en negativo.
Y todo ello son elementos de presión, advertencias, que hacen a un gobierno insostenible y que hacen que sus propias filas y su propio candidato presionen para coger una ola que puede no vuelva a pasar tal y como está ahora el panorama económico internacional y estatal. A todo ello hay que añadir que la bicefalia dentro del PSOE resultaba insostenible, ya que en ese tándem pedaleaban sin coordinarse un presidente en funciones, desgastado, y un candidato con la voraz vista puesta en Moncloa y esquivando ese desgaste.
Por otro lado, ETA no se ha movido los últimos meses y no ha propiciado que el Gobierno de Zapatero pudiera adjudicarse un triunfo tan notable como es el fin del terrorismo. No obstante, Zapatero no quiso ayer perder la ocasión de poner en valor los avances "sustanciales, decisivos y determinantes" que se han logrado en esta legislatura en cuanto al fin de la violencia. "Estamos en la recta final del terrorismo", destacó, añadiendo que queda mucha tarea por hacer. Por otro lado, en alusión a Bildu, Zapatero destacó que "hay que exigir a quienes han vuelto a las instituciones el respeto absoluto a los valores democráticos y a los comportamientos democráticos".
en precampaña Ya por la tarde, fue Rubalcaba quien compareció en una rueda de prensa que ya apuntaba maneras de precampaña electoral. El candidato socialista quiso comenzar su intervención dejando claro que él siempre ha dicho que la decisión de un adelanto era decisión del presidente. Después, ante las preguntas de la prensa, aclaró que nunca le ha pedido a Zapatero ese adelanto. Rubalcaba corroboró lo ya afirmado por Rodríguez Zapatero de que ambos habían hablado sobre este adelanto de los comicios, pero ninguno de los dos quiso aclarar cuándo se han producido esas conversaciones ni en qué medida ha influido la opinión del candidato.
Ahora Pérez Rubalcaba se centrará en perfilar su programa. Y el Gobierno español seguirá ejerciendo, según las palabras del propio Zapatero. De hecho, tiene intención de quemar sus últimos cartuchos tratando de sacar adelante algunas leyes en septiembre, aunque muchas quedarán en saco roto. Además, en el Consejo de Ministros del 19 de agosto, dará luz verde a una nueva norma. Son los últimos coletazos de un Ejecutivo, que ya tiene estampada la fecha de caducidad.