BERLÍN. La policía noruega cifraba la pasada madrugada en unas 80 el número de víctimas del ataque perpetrado en la idílica isla escandinava donde centenares de jóvenes de entre 14 y 17 años participaban en un campamento de las juventudes socialdemócratas.

La matanza de la isla, calificada por el rey Harald de Noruega como una "tragedia inconmensurable", ocurrió sobre las 15.30 GMT, apenas dos horas después del atentado con coche bomba en el complejo gubernamental de Oslo, en el murieron siete personas y quince resultaron heridas.

Las vistas aéreas de la isla y los relatos de testigos que hablaban de jóvenes tratando de huir a nado de la isla sucedieron a las imágenes con escenas de caos en la capital, horas antes, con personas heridas tendidas en las aceras, entre ambulancias y equipos sanitarios que auxiliaban a los afectados.

El presunto agresor, detenido en la misma isla tras la matanza, era identificado por medios noruegos como afín a los ambientes ultraderechistas y, según el diario "VG", había colgado mensajes en internet declarándose nacionalista y enemigo de la sociedad multicultural.

A falta de confirmar esos datos, la policía avanzó ya el viernes que no se atribuían los ataques al terrorismo internacional, sino a una variante local de movimientos contra el sistema.

La policía parte de la base de que el hombre actuó en solitario en su matanza en la isla, a unos 40 kilómetros de la capital, tras haber colocado el coche bomba en el centro de Oslo.

No ha revelado detalles sobre cómo pudo perpetrar semejante matanza en la isla un hombre solo ni si contó con cómplices para el atentado en la capital.

"Es importante mantenernos en estos momentos unidos", declaró el rey Harald este sábado, para expresar sus más profundas condolencias a todos los afectados y a los familiares de las víctimas.

El primero de los ataques, se registró a las 13.20 GMT al estallar una potente bomba en el complejo del Gobierno, situado en el centro de Oslo, donde murieron siete personas y quince resultaron heridas.

Aproximadamente dos horas después ocurrió la matanza del campamento de las juventudes socialdemócratas (UAF) en la isla de Utøya, a unos 20 kilómetros de la capital.

En ese momento se encontraban en esas colonias unas 560 personas y estaba previsto que este sábado visitara la instalación el primer ministro, el socialdemócrata Jens Stoltenberg.

Medios noruegos informan de que, tras irrumpir el agresor y abrir fuego se desató el pánico y decenas de jóvenes concentrados trataron de huir nadando. Según relataban testigos presenciales, algunos de ellos lograron ponerse a salvo en botes que navegaban por el fiordo.

Las primeras informaciones sobre lo ocurrido en la isla se produjeron unas horas después de que las televisiones noruegas difundieran imágenes del atentado en la capital, con escenas de personas ensangrentadas.

La potente detonación causó graves destrozos en cuatro edificios gubernamentales y otros inmuebles vecinos, incluida la sede del diario "VG".

Ningún miembro del gobierno resultó herido, según indicó unas horas después el propio Stoltenberg, quien visiblemente conmocionado reafirmó que tales ataques "no socavarán nuestro compromiso con la democracia y un mundo mejor".

Inmediatamente después del atentado en la capital, la policía había acordonado la zona, mientras se procedía a la evacuación de la estación central de ferrocarril, centros comerciales y sedes de los principales medios del país, como el propio "VG" y el diario "Aftonbladet", la radio pública NRK y el canal TV2.

Las informaciones sobre ambos atentados se solaparon durante horas, en medio de una gran confusión.

Si inicialmente toda la atención se concentró en la capital, de la que llegaban imágenes de edificios destrozados y ciudadanos heridos, a medida que avanzaban las horas se trasladó a la isla, donde finalmente se confirmó la matanza de dimensiones catastróficas que ha sacudido a toda Noruega.