SOMOS un reflejo de lo que comemos? Más de cincuenta expertos venidos de distintos lugares del Estado analizan estos días la forma en la que se alimentan los ciudadanos y si son o no lo que comen. Este debate, en el que también participan asistentes de México, Brasil y Bélgica, se ha organizado en el seno del segundo Congreso Español de Sociología de la Alimentación, que ha comenzado en la Facultad de Farmacia de la UPV, en la capital alavesa.

La Universidad del País Vasco ha explicado que durante las dos jornadas de este Congreso se intentará responder al interrogante de si las personas son lo que comen. Los organizadores del congreso han añadido que alimentarse es un hábito que las personas repiten de forma casi mecánica varias veces al día, y que sin embargo, tiene una importancia vital en la salud y estado de ánimo. En este sentido, han recordado que la alimentación es uno de los gastos que una familia puede reducir en época de crisis, pero se debe asegurar que esa restricción presupuestaria no vaya acompañada de una reducción de la calidad de los alimentos que se ingieren en casa.

En el congreso también se analizarán cuestiones como el contraste de las dietas hipocalóricas que se pueden encontrar en Burkina Faso, con las dietas hipercalóricas de personas cuya comida favorita son las hamburguesas o de estudiantes en épocas de exámenes cuya dieta principal es el consumo de alimentos en máquinas de venta de 24 horas cercanas a una biblioteca. También es diferente, afirman, la realidad alimenticia de los deportistas a los que se le suelen añadir suplementos.

Otros focos de debate en esta materia son los hábitos de consumo de los ciudadanos, las políticas puestas en marcha por las instituciones, las desigualdades en la alimentación, así como las iniciativas que se pueden tomar para hacer que la alimentación sea más sostenible. En este sentido, recuerdan que en los últimos tiempos se está fomentando el modelo en el que el consumidor no compra en el supermercado en función de su fidelidad a la marca o del precio, sino que adquiere los productos directamente en origen al agricultor.

Iniciativas como ésta, además de aumentar la confianza de los consumidores en la alimentación que reciben, contribuyen a mejorar la situación de los productores y finalmente generan beneficios en las economías locales.

En la actualidad, ejemplos como los citados se están multiplicando en distintas ciudades del Estado. Sin ir más lejos, en Vitoria ya hay seis productores que entregan directamente sus productos a los domicilios particulares de 120 consumidores.