Vitoria. Hubo petición de dinero y puestos. La dirigente de Ezker Batua encargada de liderar la negociación con el PNV sobre el futuro del Gobierno foral, Kontxi Bilbao, reconoció ayer públicamente que en nombre de su partido se reclamaron las exigencias desveladas por Xabier Agirre en el Pleno de Investidura del diputado general.

La colocación de 39 militantes y afines del partido progresista, la línea de crédito de 600.000 euros y la gestión de 300.000 euros en subvenciones conformaban el grueso del precio que dirigentes de EB pretendían cobrar a la formación jeltzale a cambio de los dos votos de sus junteras que permitirían al PNV mantener las riendas de la Diputación.

Precisamente las dos procuradoras en cuestión negaron durante la sesión plenaria la veracidad del sorprendente mensaje de Agirre y lo enmarcaron en una estrategia peneuvista para ocultar su rechazo a los postulados programáticos demandados por EB. En el día después de la investidura del popular Javier de Andrés, la portavoz del partido progresista en las Juntas, Nerea Gálvez, ratificaba esta tesis en su blog y aseguraba que la acusación del ex diputado general estuvo fundada en el "mira lo que te cuento, sin ningún sustento real". Gálvez quería oír la otra versión, la de sus compañeros que ejercieron las labores negociadoras en la mesa oficial. Ayer lo hizo. Escuchó a Kontxi Bilbao reconocer que "alguien" del partido exigió al PNV las prebendas aireadas por Agirre, demandas de las que la portavoz de EB en este foro se desvinculó a pesar de matizar que; primero, "no son ilegales" y, segundo, son una práctica "habitual" en las negociaciones entre partidos.

En su relato, matizó que fue el PNV quien transmitió tanto a ella como al coordinador de su partido en Álava, David Lozano, la existencia de estas demandas en la mesa B, una información a la que ambos tuvieron acceso el día 1 y a la que reaccionaron retirándolas de la negociación para mantener sus peticiones programáticas, según Bilbao. Frente a la convicción del coordinador de EB, Mikel Arana, de la responsabilidad de Javier Madrazo y el portavoz de la Presidencia, Serafín Llamas, en esta trama, la dirigente alavesa rehusó dar ningún nombre, aunque preguntada por ambos mandatarios y el resto de nombres explicitados por Agirre desde la tribuna de oradores -Julia Madrazo y José Navas- respondió que sólo pondría la mano en el fuego por ella misma.

La exparlamentaria considera la actuación de los compañeros de partido que han sido responsables de estas exigencias ajenas a los contenidos programáticos y encierran "una equivocación muy grave", por lo que aseguró que "si alguien tiene que asumir responsabilidades, lo hará".

División en el partido En este punto coincide con su jefe de filas y coordinador general, pero quizás sea la única concordancia en la fragmentación que sufre el partido. Tras las críticas de Arana nada más conocer las declaraciones de Agirre y el desenlace del pleno en las Juntas, así como su intención explicitada ayer de dejar fuera del partido a las junteras alavesas, Bilbao le afeó "hablar de oídas" y reconoció que la división existente en este partido, donde el sector madrazista opuesto a Arana goza de mayoría entre los dirigentes del territorio alavés. Respecto a la posibilidad de presentar una querella contra Agirre por sus afirmaciones, Bilbao precisó que el partido mantiene viva esta vía porque el dirigente jeltzale "dijo que se negoció" sobre este tema, cuando, según su versión, las negociaciones no entraron en las exigencias no programáticas porque fueron "retiradas" de las mismas en cuanto la comisión negociadora de EB tuvo conocimiento.

En esta misma línea crítica, acusó a la formación jeltzale de hacer "explotar" con la revelacióndel exdiputado general unas cuestiones que se plantearon en un contexto de "confidencialidad" como el que suele rodear a este tipo de conversaciones entre partidos. En su opinión, la formación liderada por Iñaki Gerenabarrena en Álava "ha mostrado su verdadera cara" al evidenciar que "es capaz de cualquier cosa si no se aceptan sus condiciones".