BILBAO. La política hace extraños compañeros de cama. El entendimiento que otrora se presentaba impensable, y que aún sigue siendo demonizado, particularmente por una de las partes contratantes, se ha producido finalmente en la localidad alavesa de Valdegovía. Contra todo pronóstico, Bildu decidió apoyar al Partido Popular en todas las votaciones de la sesión extraordinaria celebrada el viernes a la tarde en el municipio, donde el Ayuntamiento perseguía nombrar a los representantes municipales en las diversas sociedades públicas y las comisiones informativas de los concejales. La coalición formada por EA, Alternatiba e independientes de la izquierda abertzale dejó solo al PNV -en quien recae la Alcaldía-, y aupó a los populares a la vocalía suplente que representará al Consistorio antinuclear en la Asociación de Municipios Afectados por Centrales. Una postura con difícil encaje en la ideología de Bildu, ya que es de sobra conocida la opinión del PP a favor de la central nuclear de Garoña.

Un proceder que se suma al ya exhibido por el PSE en las localidades vizcaínas de Lemoa, Sopelana o Laudio. A pesar de reclamar un pacto para vetar a Bildu en Donostia -donde el socialismo aspiraba a reeditar su mandato pese a su derrota-, dejó vía libre al partido al abstenerse y no apoyar al PNV. En Lanestosa, la coalición arrebató la Alcaldía a los jeltzales -la lista más votada- con el apoyo expreso de los dos ediles de las siglas de Patxi López. Uno de ellos, sin embargo, resultó ser independiente, además de que el socialismo reprobó su actitud y reclamó sus actas. Por otra parte, Bildu y el PSE han suscrito acuerdos en Amorebieta-Etxano y Ortuella. Unos pactos legítimos, pero que han dejado en precaria situación la apuesta del socialismo por el veto, que ha adquirido tintes más partidistas que del convencimiento democrático al que apelaba al no dar crédito por completo a la evolución del sector político y al alinearse con la tesis de la cuarentena esgrimida por Antonio Basagoiti.

unos pactos antes criticados La coalición abertzale, con su avenimiento con el PP, se adentra así en un terreno hasta ahora inexplorado para sus filas como es el de los acuerdos con sus antípodas políticos -tanto en la cuestión nacional como económica-, después de haber cargado contra otras formaciones en el pasado por haber suscrito acuerdos transversales, aunque fuera con carácter puntual. Así, tildó de "españolista" al PNV por buscar entendimientos con el constitucionalismo. De forma más reciente, simpatizantes de la izquierda aber-tzale histórica daban la espalda, literalmente, a la alcaldesa jeltzale de Elorrio, Ana Otadui, mientras era investida en la sesión del 11 de junio con los votos del mismo PP a quien apoyó el viernes Bildu. Además, durante el periodo preelectoral, los carteles propagandísticos del PNV eran saboteados con leyendas que acusaban al partido de ser españolista, y con pegatinas con banderas rojigualdas. Años atrás, el lema PNV español era una de las consignas más oídas en sus manifestaciones.

En el caso de los populares, la sorpresa no es menor, ya que esta misma semana las filas de Mariano Rajoy azuzaban a José Luis Rodríguez Zapatero en el Debate de Política General celebrado en el Congreso para que accediera a echar mano de la última reforma legal de cara a ilegalizar a Bildu a posteriori. El partido entendía que "sobran motivos" para no perder tiempo al respecto. El PP, asimismo, fue la única formación que rechazó formar parte de la ronda de contactos encauzada por Bildu después de la cita del 22-M. Además, decidió votar a los jeltzales en Elorrio, Sopelana y Laudio para posibilitar su victoria frente a la coalición legalizada por el Tribunal Constitucional.

Las siglas de Basagoiti se han mostrado igualmente intransigentes no sólo con quienes han pactado con la izquierda abertzale oficial, sino con quienes se han limitado a recibir sus votos o abstenciones de manera pasiva, como sucedió con el PNV en el Parlamento Vasco mientras la sensibilidad tuvo representación. El PP le acusó de contar con "los votos de ETA". Destacados portavoces de la formación imputaban a las siglas de Iñigo Urkullu pretender "heredar" los sufragios que entendían eran capitalizados por la organización armada.

Desde el PSE tampoco ahorraban críticas. En la Cámara vasca, el socialismo llegó a asegurar que el PNV llevaba al legislativo "los presupuestos de ETA". La situación se enconó aún más durante la votacion del Nuevo Estatuto Político y de la consulta propuestos por los jeltzales, cuando la izquierda aber-tzale optó por facilitar con el voto de uno de sus escaños el alumbramiento del plebiscito. Los constitucionalistas entendieron que el partido jeltzale y los activistas se encontraban compenetrados.

contradicciones El viernes, fue el PP el beneficiario de la representación de Bildu en las instituciones, puesto que, en Valdegovía, ante los 4 escaños del PNV, los dos del PP y otros tantos de Agrupación Valdegovía -cercana a los populares-, la edil de la coalición obra el desempate. El partido compatibiliza esa realidad con su discurso más duro, centrado en poner en relieve el "acoso" a sus integrantes -anunció la presentación de una denuncia por las presuntas amenazas vertidas recientemente contra su portavoz en Basauri-, lo que podría comportar más de una dificultad a la hora de justificarse ante su propio electorado, máxime cuando esa intransigencia resulta clave a la hora de diferenciarse del discurso del PSE.

El posicionamiento de la marca política donde se encuadran independientes de la izquierda abertzale oficial, sigue la senda marcada en las últimas semanas por el propio diputado general de Gipuzkoa Martín Garitano, que apostó por explorar posibilidades de acuerdo con formaciones no nacionalistas vascas como el PSE -con su cercanía en materia fiscal-. Tampoco se contradice con los portavoces de Bildu en la Diputación de Bizkaia, quienes defendieron la capacidad de diálogo de su partido durante la sesión de investidura de José Luis Bilbao llevada a cabo el martes al asegurar que pueden pactar con el PNV en materia de construcción nacional; con el PSE, en fiscalidad; y con el PP, en cuestiones de copago.

Si bien la asamblea de la coalición en el municipio, celebrada la semana pasada, había recomendado a su edil que aceptara la Concejalía de Educación que le ofrecía el alcalde jeltzale Juan Carlos Ramírez-Escudero, al tiempo que apostó por formar un gobierno de coalición, su representante coincidió con los populares en todas las votaciones. En la sesión de nombramiento del alcalde, celebrada el 11 de junio, Bildu se abstuvo para facilitar el triunfo del PNV, además de que la edil había comunicado a los jeltzales su intención de mantenerse "en medio" de ambos bloques.

Su decisión ha sorprendido a sus propios votantes en la localidad. Fuentes consultadas por este periódico adelantan que, previsiblemente, la asamblea de Bildu se citará mañana mismo en el municipio para pedir explicaciones a la concejala. En el PNV no ocultan su desconcierto tras los cuatro anteriores años de gobierno jeltzale con el respaldo de ANV.