Vitoria. Todas las virtudes y bondades de la imposición del límite de velocidad en los denostados 110 kilómetros por hora se han olvidado de golpe. Pese a la reducción en el consumo de derivados del petróleo y de las víctimas mortales en carretera, circunstancias achacables al aminoramiento de la marcha en las autopistas y autovías del conjunto del Estado, el Gobierno central ha decidido dar la vuelta a la situación y permitir el regreso al primigenio límite. Es decir, a los 120 km/h. Y, lo que es peor, lo ha decidido justo en las fechas en las que se pone en marcha la operación Salida que coincide con las vacaciones de verano. Pese a ello, la Diputación alavesa ha decidido adelantarse a tal situación -el 1 de julio se hace efectiva definitivamente- para cambiar toda la señalítica de la red viaria provincial antes de que ésta se convierta en un hervidero de vehículos en busca de la playa y de los tradicionales destinos vacaionales. En concreto, el cambio de los letreros tendrá lugar a lo largo del día de hoy.

En ese sentido, los responsables del Gobierno provincial no quisieron dejar pasar la oportunidad de su cita habitual con los medios de comunicación para mostrar su enfado con la nueva medida impuesta desde Madrid. Así, el teniente de diputado general, el jeltzale Claudio Rodríguez, explicó que la Diputación siempre ha intentado evitar los trabajos de conservación vial en inicios de operación Salida y en viernes de verano, cuando la circulación tiende a generar los peores problemas en época estival.

Caravanas importantes El portavoz foral puso como ejemplo los más de 50.000 vehículos que circularon por las carreteras alavesas la última vez que la operación salida coincidió en viernes. Por ello, Rodríguez señaló que el día más probable para el cambio de señalización en Álava es mañana, aunque añadió que "a día de hoy" -por ayer- el ente foral no tiene notificación oficial del cambio de velocidad.

Fuentes de la Diputación explicaron que el cambio de señalización supuso a la Diputación un gasto de casi 13.000 euros gastados, preferentemente, en la fabricación de pegatinas imantadas con la cifra de 110 como muestra para ocultar las que ya existían.