Vitoria. Centenares de personas, muchos de ellos niños, se han acercado hoy a las campas de Olárizu de Vitoria para celebrar el Día Mundial del Medioambiente y aprender cómo acciones cotidianas de la vida se pueden desarrollar con energías renovables, sin dar al interruptor de la luz.

El Centro de Estudios Ambientales del Ayuntamiento de Vitoria ha organizado para esta jornada una serie de actividades como una exhibición demostrativa de energías renovables, un taller de juguetes con materiales de desecho y juegos hechos con materiales reciclados.

Decenas de niños han podido disfrutar jugando en un futbolín de cucharas convertidas en jugadores y recipientes de cocina como porterías o echando carretas de coches en un "scalextric" en el que los coches desplegaban toda su potencia cuanto más rápido se diera a una manivela.

Los chavales también han podido dibujar sobre una madera, sustituyendo el tradicional lapicero por una lupa que inmortalizaba las dotes artísticas de los pequeños de forma indeleble.

Mientras el sol se ha mantenido en el cielo vitoriano, los visitantes de la Casa de la Dehesa de Olárizu han podido degustar la txistorra frita en cocinas solares o de la morcilla asada en un horno que no ha gastado ni un vatio.

Incluso, para los más estómagos más exigentes, los organizadores de la fiesta se han atrevido con la elaboración de un bacalao al pil pil, en la que la tarea de ligar la salsa ha corrido a cargo del astro rey, por medio de un motor alimentado por unos paneles fotovoltaicos.

Y para bajar tanta comida, cinco minutos en una bicicleta estática que, gracias a una resistencia conectada al eje del vehículo, calienta el agua que se va a utilizar para hacer una sabrosa infusión.

También, el perfecto funcionamiento de un ariete hidráulico con en que hasta hace pocos años se ha estado subiendo agua del río a muchos caseríos ha demostrado a los urbanitas que, en muchas ocasiones, el ingenio puede sustituir a la electricidad. EFE