Madrid

EL PSOE ve tambalear su hegemonía en Andalucía. Después de treinta años en el poder, los socialistas andaluces ven peligrar el que ha sido su feudo durante las últimas décadas. Y lo dicen las encuestas realizadas en los últimos meses, que arrojan resultados nada halagüeños para esta formación y que hacen que el PP se frote las manos ante la posibilidad de hacerse con el gobierno de esta comunidad autónoma. A apenas unas semanas de los comicios de mayo, las encuestas siguen siendo desfavorables al PSOE. Los sondeos llevados a cabo el pasado mes de febrero por varios periódicos estatales apuntan a que el PP lograría una mayoría absoluta y ganaría la Junta de Andalucía. Estos estudios auguran que si los comicios autonómicos se celebraran ahora, el PP lograría hasta un 47,5% de los votos lo que le supondría 57 escaños. Datos muy diferentes a los resultados de las elecciones autonómicas de 2008, en las que el PSOE andaluz se hizo con el 48,2% de los votos, frente a los 38,6% del PP.

Andalucía celebrará sus autonómicas en 2012. Queda un año por delante. Pero las municipales pueden ser un buen termómetro. Un cercado presidente de la Junta de Andalucía, José Antonio Griñán, valoraba las encuestas asegurando que "aún queda tiempo para remontar los sondeos". Pero lo cierto es que el PSOE en su conjunto ha sufrido un gran desgaste a nivel estatal por culpa de la crisis económica. A esa circunstancia hay que añadirle el que ha sido el remate definitivo para los socialistas andaluces: el escándalo de los ERE, de las presuntas prejubilaciones falsas descubiertas en los expedientes de regulación de empleo de empresas, y que contaron con subvenciones públicas; una investigación derivada del caso Mercasevilla, iniciada hace dos años.

el arma arrojadiza del PP Los escándalos de los ERE se han convertido en un arma arrojadiza para un PP que no deja escapar un solo frente en su lucha por el poder, y que sabe aprovechar los puntos débiles del PSOE. El debate sobre esta cuestión en el Parlamento andaluz ha saltado al Congreso de los Diputados, y no hay sesión de control en la que los populares no planteen el tema al vicepresidente tercero y ministro de Política Territorial, Manuel Chaves. El PP ha cargado tintas contra éste, que era presidente de Andalucía cuando sucedió el caso de los ERE fraudulentos, más que contra el propio Griñán. Así, los populares tratan de lograr el doble objetivo de desgastar al PSOE tanto a nivel estatal como autonómico. En cualquier caso, el PP siempre ha sido beligerante con la tercera vicepresidencia y los ataques a Chaves han sido constantes.

Finalmente, el balance final de la investigación interna de la Junta arroja que en los ERE analizados, 72 trabajadores son personas que nunca han trabajado en las empresas por las que están cobrando, al tiempo que se han detectado irregularidades administrativas en ERE de 111 trabajadores. En su día, la Junta manejó un fondo de 674 millones de euros que se distribuyeron discrecionalmente entre las empresas en crisis, de los que se defraudaron nueve millones. El pasado jueves, la Junta andaluza entregó a la juez que investiga los ERE 480 actas con la gestión de los últimos diez años del Gobierno andaluz para su custodia, que han sido guardadas en un armario acorazado que estará estrechamente vigilado.

Mientras, los socialistas andaluces siguen viendo cómo se abren más frentes que en nada les benefician, como la dimisión de Luis Pizarro, consejero de Gobernación y Justicia de la Junta, o las informaciones que acusan al hijo de Chaves de aprovecharse presuntamente de su parentesco con el ex presidente andaluz para obtener beneficios en negocios personales. El PP ya ha anunciado que en la próxima sesión de control al Gobierno volverá a preguntar a Chaves por los "escándalos" que le afectan, siendo así seis plenos consecutivos en los que el vicepresidente tercero es blanco de las preguntas de los populares.

En medio de la tormenta, el Ejecutivo socialista sigue mostrándole su apoyo. El viernes, el vicepresidente primero, Alfredo Pérez Rubalcaba, destacó que Chaves es un político "absolutamente honrado". El también ministro del Interior rechazó contestar si el Gobierno está preocupado por la situación del PSOE en Andalucía o si considera que la misma puede restarle votos en las elecciones. "La cuestión no es de esta mesa", zanjó.