Bilbao. Son más que hace tres años, pero también menos tolerantes con sus iguales y con quienes están por encima de ellos en la pirámide de población. Los 339.048 menores de edad censados el año pasado en la CAV (27.000 de ellos inmigrantes) y sobre todo sus opiniones han hecho saltar las alarmas. Sus progenitores y el profesorado han detectado faltas de respeto en sus relaciones infantiles y adolescentes, y también en la comunicación con padres y madres, así como unas visiones muy particulares de su entorno, más propias de otras generaciones.

Así queda reflejado en el informe sobre las necesidades y demandas de esta colectividad elaborado por el Gobierno vasco y que recoge un original rosario de opiniones y juicios de valor que los alumnos de Primaria y de Secundaria tienen sobre la familia, la autoestima, el sexo, la alimentación, los estudios o las nuevas tecnologías.

Las sorpresas (o la confirmación de las sospechas) quedan patentes en este documento que descubre los perfiles de unos niños y unos adolescentes presionados por el aspecto físico, desmotivados en los estudios, pasotas en hábitos saludables para su porvenir (incluidas las relaciones entre iguales y las familiares), enganchados a la sociedad de consumo y, lo más inquietante, ajenos a comportamientos favorecedores de la igualdad de género, cultural y étnica, por ejemplo.

"Hay una reducción de la capacidad crítica, de la conciencia social. Están poco preocupados por su entorno. Asumen la realidad tal cual es, no hacen propuestas de cambio, no visualizan los espacios de participación con facilidad ni creen que la participación posibilite el logro de objetivos", describía ayer la consejera de Asuntos Sociales, Gemma Zabaleta.

Otro punto sobre el que los adultos han puesto la mirada es que los menores vinculan la pobreza con la exclusión social y consideran que ambas situaciones son generadoras de inseguridad. "Se identifica automáticamente inmigración con exclusión", declaraba la consejera al tiempo que anunciaba la redacción del primer Plan de Infancia y Adolescencia de la CAV antes de que concluya el año y en el que quedarán plasmadas las líneas de trabajo con las que contrarrestar esas opiniones.

"Que nuestros jóvenes vean la inmigración como una realidad y una oportunidad y que sean combativos contra cualquier tipo de discriminación. Y que también sean proactivos en la corresponsabilidad doméstica y en la conciliación laboral y familiar", agregaba Zabaleta. Y es que, como subrayó, "es muy importante actuar en pro de la igualdad, del reconocimiento de la diversidad y de la normalización para evitar problemas sociales en el futuro".

"Los niños y los adolescentes tienen unas ideas de futuro muy cercanas a las que siempre hemos mantenido. Parece que todo está evolucionando pero se mantienen los cánones. Parece que van a ser rompedores pero hay valores que se mantienen", remataba la directora de Política Familiar, Loli García.