Madrid. Es verdad que sólo tres diputados de 350 posibles votó ayer en contra de la intervención española en el ataque aliado a Gadafi, pero no es menos cierto que para Zapatero esa victoria resultó agridulce. Y es que oír, ocho años después de que él mismo abanderara la oposición al despliegue español en Irak, el No a la guerra, le escoció. Argumentos jurídicos aparte en torno a la legitimidad o no de una acción amparada por la ONU, lo cierto es que Zapatero se subió ayer a la tribuna de oradores del Congreso para pedir el respaldo a una acción bélica en toda regla. Y aunque de forma minoritaria, hubo de escuchar aquello de "quien le ha visto y quien le ve señor Zapatero".
Una pegatina negra con letras rojas de sangre y la leyenda de "No a la Guerra" tuvo la culpa. Colgaba de la solapa del diputado de IU, Gaspar Llamazares, pero su mensaje se escuchó también en la tribuna de invitados de la que varias personas, repitiendo el eslogan, fueron desalojadas.
Ofensa Para Llamazares, el Gobierno está convirtiendo los "molinos en gigantes" al optar por una guerra que es "el peor método" y que, a su juicio, sólo servirá para "enconar la situación" en Libia. El diputado de IU comparó veladamente a Zapatero con su antecesor José María Aznar al decir que los presidentes "que terminan sus legislaturas pierden el contacto con la gente", que en España es "pacífica" y sólo desean ser "juzgados ante la historia". Fue entonces cuando Llamazares pronunció la sentencia: "Quién le ha visto y quien le ve, señor Zapatero".
Al presidente del Gobierno no le gustó la frase y, haciendo uso de sus privilegios, tomó la palabra en un último turno de contrarréplica para reprochar que haya "desfigurado" el No a la Guerra de los socialistas contra la intervención en Irak. En este sentido, Zapatero se defendió recordando que cuando el PSOE estaba en la oposición apoyó que España interviniese en Afganistán porque la misión contaba con el visto bueno de la ONU. Eso le sirvió además para responder a la acusación de su Gobierno se implica en guerras por petróleo. "En Afganistán no había petróleo ni gas", incidió.
Victoria Pero al margen de esa discusión, lo que es evidente es que el presidente se apuntó ayer una gran victoria ya que, aparte de Llamazares, sólo los dos diputados del BNG votaron en contra de participar en el ataque. El resto, le respaldaron lo que, cuantitativamente supone casi la unanimidad: 336 votos a favor por 3 en contra y una abstención (faltaban 10 diputados, entre ellos Uxue Barkos, de Nabai, aún convaleciente de su reciente operación de cáncer de mama).
Rajoy respaldó la participación española en la misión, aunque puso especial interés en dejar claro que la "decisión" de sumarse a esta misión ha sido de Zapatero. Además, el líder del PP incidió en que a día de hoy "no esta claro" que la operación militar consiga el objetivo para el que fue diseñada: "expulsar al líder libio del poder". Para él, "el mundo será mejor si Gadafi se va", pero acto seguido manifestó sus dudas sobre un conflicto que corre el riesgo de convertirse en una "guerra civil" y "enquistarse". Sus dudas tienen que ver con la falta de información sobre quién lidera ahora la operación, con las "disensiones" que ya han surgido, especialmente con la Liga Árabe; y con las imprecisiones sobre si existe "una estrategia de salida"
Tras el líder del PP y antes de Llamazares, hablaron Josep Antoni Duran Lleida (CiU) y Josu Erkoreka (PNV), también apoyando el despliegue, aunque sin ocultar los peligros de la situación creada
Protestas Tras la votación, algunas personas, de las poquísimas que ayer estaban en la tribuna de público, gritaron "No a la Guerra". Mientras los diputados se marchaban, en el hemiciclo quedó el eco de esos gritos. Mientras tanto, cuatro cazas F-18 españoles, patrullaban los cielos de Libia con permiso para abrir fuego contra las aeronaves fieles a Gadafi.