vitoria. En los últimos tiempos, la capital gasteiztarra se ha convertido en la ciudad de los robos en camarotes y garajes comunitarios. Casi todos los vecinos de la capital alavesa conocen a alguien que ha sido víctima de uno de estos delitos o ha sufrido en sus propias carnes la frustración que suscita el ser atracado. La Ertzaintza ha comunicado en diferentes ocasiones que seguía la pista a los posibles autores de los asaltos. Pero, ¿qué sucede con la Policía Local? En principio, desde este cuerpo no se ha abierto ninguna investigación específica al respecto, circunstancia que explicaría que la Guardia Urbana haya practicado tan pocos arrestos vinculados a esta oleada de delitos. Por ello, la representación sindical de los agentes no ha dudado en levantar la voz. ELA, CCOO y SIPLA sostienen que ésta es una muestra más de la "incompetencia a todos los niveles" que marca el devenir de la Policía Municipal en los últimos tiempos.

"No se ha hecho absolutamente nada", responden los portavoces sindicales cuando se les pregunta por las investigaciones abiertas para capturar a los desvalijadores que, barrio tras barrio, han asolado buena parte de los camarotes y aparcamientos subterráneos de la ciudad. "Alguna patrulla sí que ha tratado motu proprio de seguirles la pista, pero poco más". Sospechan que existe un interés inconfesado por parte de los responsables políticos de que la Guardia Urbana pierda funciones. Un presagio que nadie les constata, salvo el día a día.

A los sindicatos no sólo les sorprende que no se haya iniciado investigación alguna, también les choca la manera que tiene el Ayuntamiento de computar los asaltos. Afirman que si los ladrones entran en un garaje y roban en 10 camarotes y otros tantos vehículos, en los informes sólo consta como un atestado, "algo que sólo es explicable si se tiene la certeza de que existe un sólo autor conocido". Afirman los representantes laborales de los agentes que la única razón que explicaría esta manera de actuar sería la de "ocultar a la ciudadanía la información real que debería aparecer fielmente reflejada en la memoria anual de la Policía Local".

Consultados por la ausencia de investigaciones específicas que esclarezcan los cientos de robos en trasteros y garajes comunitarios cometidos en Vitoria, los portavoces del Gobierno municipal, en manos del PSE, pusieron en duda que ésta -la apertura de una investigación, como ha hecho, por ejemplo, la Ertzaintza- fuera la metodología más adecuada para afrontar este problema. En ese sentido, apostaron por no dar más explicaciones.

prevención La principal medida que, a juicio de los sindicatos, debería aplicarse para atajar el goteo de atracos, sería la prevención. "Aumentar el número de policías en las calles. Y no sólo agentes uniformados para disuadir a los asaltantes, también agentes de paisano realizando labores de investigación y vigilancia", afirman. "Y si hay que desplegar operativos especiales, se montan. Lo importante es coger a los malos, algo obvio pero que parece haberse olvidado en Agirrelanda", lamentan.

En cuanto a la publicitada coordinación con la Ertzaintza, aseguran que "se vende que realizamos controles dinámicos con ellos, pero no es verdad". Un extremo que los propios agentes de la Policía autonómica consultados por este diario corroboran. "No existe labor conjunta en la calle", reconocen. Buena parte de las críticas de los representantes sindicales van dirigidas al comisario jefe de la Policía Local de Vitoria, José Antonio Vicho, "colaboradores" adjuntos y por supuesto, al concejal de Seguridad Ciudadana. Explican que, a diferencia de Bilbao y Donostia, donde sus homólogos tienen la plaza en propiedad, en el caso de la capital alavesa el máximo exponente de la Jefatura es una persona habilitada cuya continuidad depende del equipo de gobierno municipal. "Alguien que no disfrute de la independencia que ofrece el puesto en propiedad acaba convirtiéndose en una marioneta de los políticos", como ocurre desde el año 1992, señalan.

En cuanto a la gestión de Vicho, la tachan de "nefasta". "No sabe delegar. No confía en los mandos intermedios ni ellos en él. Ha demostrado una insana obsesión por controlarlo todo que, en la práctica, ha provocado que todo vaya mal. Ha ninguneado el factor humano, que es lo más importante en la Policía", argumentan en su contra fuentes sindicales.

"Ha dispuesto de cuatro años para realizar mejoras, pero sólo se ha dedicado a parchear los aspectos técnicos y hasta eso lo ha hecho mal. El sistema Tetra de telecomunicaciones falla constantemente y los agentes se quedan incomunicados, la instalación de cámaras de vigilancia en comisaría se ha convertido en un elemento de control de la plantilla y los lectores de huellas restringen los accesos a las diferentes áreas por rangos, algo que dificulta ir de un sitio a otro", apuntan.

El resultado de este trato ha sido, según indican los portavoces de los sindicatos, una "desidia total de la plantilla, tanto de los mandos como de los agentes".