Vitoria. El lehendakari Patxi López reclama hechos y no se fía de momento de Sortu, pero quiere hacerlo. Desde un discurso de firmeza e inmovilismo ante la evolución de la izquierda abertzale, López ha venido introduciendo en los últimos días matices en un intento de centrar su posición y de tender una mano a "la esperanza de un nuevo tiempo que parece abrirse" -como dejó caer anteayer en Vitoria durante el homenaje a Fernando Buesa- para recobrar protagonismo. Sin embargo, su posición se ha quedado a dos aguas entre las fuerzas abertzales PNV, Aralar y EA por una parte, que le reclaman que dé pasos y más cintura ante un contexto político cambiante y el aterrizaje de la izquierda abertzale tradicional en las vías pacíficas y democráticas, y la presión a su derecha de PP y UPyD, que le echan en cara una actitud titubeante que se aleja del clásico discurso de leña al mono y mano dura.
Y en esta apuesta por un discurso a medio camino de firmeza con matices, de aperturismo con reservas, el lehendakari se ha quedado solo. Así lo demuestra la ronda de contactos con los partidos vascos que culminó ayer tras dos semanas de encuentros y en la que ha podido constatar que existen dos polos opuestos, dos corrientes de opinión en relación a Sortu en ninguna de las cuales se encuentra cómodo su Gobierno. Los socialistas se mueven entre la desconfianza -alentada por su socio preferente del PP- y la constatación de que "la música suena distinta", como ya señaló el jefe del Ejecutivo vasco.
López ha conocido de primera mano las estas posturas en un sondeo que se abrió con el PNV apenas un día después de que Sortu se presentara en público. El lehendakari recibió el día 10 en Ajuria Enea al presidente jeltzale, Iñigo Urkullu, más de un año después de su último encuentro. Cuatro días más tarde, el pasado lunes 14, López preguntaba a Antonio Basagoiti, también en Ajuria Enea, sobre la postura del PP vasco en torno a Sortu, después de que los conservadores escenificaran un amago de posibilismo ante el fin de ETA rápidamente abortado.
Aralar, por su parte, trasladó a López el pasado miércoles 16 su apuesta por una modificación consensuada de la política penitenciaria, siguiendo el modelo de la reparación a las víctimas del terrorismo. El pasado lunes, el lehendakari contrastó opiniones con EB y EA, formaciones que salieron satisfechas de sus respectivos encuentros pese a que sus planteamientos distan mucho. El secretario general de EA, Pello Urizar, reclamó al lehendakari que adopte el Acuerdo de Gernika como guía hacia la pacificación, mientras que Mikel Arana, coordinador de EB, insistió en su idea de crear un foro multipartito que incluya a Sortu y que dibuje las líneas maestras de la normalización.
Aunque ya lo había hecho con anterioridad, ayer mismo López volvió a decir no a esa mesa de partidos. Así se lo comunicó a Gorka Maneiro, parlamentario de UPyD, quien pidió "prudencia" al lehendakari y le emplazó a mantener "la exigencia democrática" ante la izquierda abertzale.
López cerró la ronda con su propio partido al reunirse con Jesús Eguiguren, cuya responsabilidad en esta materia trasciende a su cargo como presidente del PSE por su protagonismo en la relación entre los socialistas y la izquierda abertzale, y con José Antonio Pastor.