Despejado, en primera instancia, el posicionamiento de ETA mediante el comunicado de nunca llegar, queda también despejado el camino para que la izquierda abertzale ilegalizada -por ahora- pise el acelerador y tomen cuerpo las iniciativas concebidas durante todo este año largo de embarazo. Por supuesto, los dirigentes de la antigua Batasuna tenían garantizado que los términos del comunicado no iban a obstruirles el paso, han dado por bueno el escueto anuncio de ETA y se creen legitimados para ir poniendo al día lo que quedó en suspenso hasta el pasado 10 de enero. Hay que pasar página, y tiene que ser ahora.

Después de que la práctica totalidad de los análisis coincidieran en que al comunicado le faltaban por despejar incógnitas tan relevantes como la irreversibilidad del alto el fuego y la renuncia al tutelaje, los portavoces de la izquierda abertzale oficial se apresuraron a difundir la consigna de que lo anunciado por la organización armada era suficiente para responder a la interpelación de lo que denominan como "la comunidad internacional" y, además, les avalaba para reclamar su legalización. La incondicional aceptación del paso dado por ETA les ha llevado a activar su programa estratégico, sin tener en cuenta los escollos con los que se van a encontrar precisamente por los flecos dejados sin rematar en el comunicado. Sorprende la radicalidad -o la intransigencia- con la que despejan cualquier duda sobre lo que dijo y no dijo ETA en su anuncio; sorprende el ataque visceral del analista de Gara a las incertidumbres expresadas por otros medios; sorprende que silencien las advertencias de que lo expresado por ETA no responde al requerimiento del Acuerdo de Gernika, según manifiesta uno de los partidos firmantes. Nada de ambiguo. Nada de insuficiente. Y si quedan dudas, ya se ocupará ETA de despejarlas en comunicados subsiguientes, tranquilizó a botepronto y por si acaso Txelui Moreno, para desdecirse después.

El proceso puesto en marcha por los Otegi, Díez, Etxeberria y demás decepcionados por el desastroso final de Loiola contempla algo más que la apuesta por un proyecto a defender por procedimientos políticos, democráticos y pacíficos, que no es poco. El compromiso de la izquierda abertzale oficial en su pulso con ETA añade la acumulación de fuerzas soberanistas y, al mismo tiempo, el desplazamiento del los adversarios políticos que hoy figuran en el espacio abertzale. Arrinconar al PNV y machacar a Aralar es tarea ineludible en ese pulso, y es hora de poner el turbo en los pasos necesarios.

El acuerdo Lortu arte firmado el 19 de junio en el Euskalduna entre la I.A. y EA fue la presentación oficial del Polo Soberanista, que ha permanecido frenado, en ralentí, durante casi siete meses. Conocido con alivio el beneplácito al proceso expresado en el comunicado, se pisa el acelerador para seguir acumulando fuerzas. Alternatiba es el nuevo sumando, y el acontecimiento será convenientemente publicitado hoy.

La nueva incorporación al Polo Soberanista, aunque se trate más bien de una operación de imagen dada la endeblez del incorporado, no solamente supone una activación de lo iniciado en el Euskalduna, sino que activa otro de los objetivos pretendidos, en este caso con intereses diversificados, por los dos primeros firmantes de Lortu arte: desplazar a Aralar como viejo empeño compartido por la I.A. y Eusko Alkartasuna, y desbaratar Nafarroa Bai, intención casi obsesiva de la ilegalizada Batasuna desde que fue aparatosamente desplazada por la coalición en el ámbito abertzale y progresista navarro.

Todos estos movimientos, y los que vendrán, van a ser urgidos por los dirigentes del nuevo proceso de la I.A. ante la posibilidad de ser legalizados. Al parecer, y según sus expresiones públicas, no les cabe ninguna duda de que los estatutos del nuevo partido que van a presentar no van a poder ser rechazados. El alto el fuego de ETA y el apoyo de "la comunidad internacional" sustentan para ellos esta convicción. Sería una magnífica noticia que se devolviesen a ese importante sector de la sociedad vasca los derechos de los que se le privó con la antidemocrática Ley de Partidos. En cualquier caso, y en previsión de que la intransigencia y el cálculo electoral mantuvieran su ilegalización, ya se está acelerando el proyecto de un acto multitudinario al que se viene convocando, casi puerta a puerta, bajo el lema Pakea eta Legalizazioa. No hay que improvisar, y es preciso que la respuesta sea rápida.