Brasilia. Dilma Rousseff es desde ayer la primera presidenta de Brasil y llega al poder convertida en esperanza para las mujeres del país, discriminadas en la política, la empresa privada y que sufren violencia doméstica. "Mi compromiso supremo es honrar a las mujeres, proteger a los más frágiles y gobernar para todos", declaró Rousseff al ser investida en el cargo en el Congreso y poco antes de recibir la banda presidencial de manos de su mentor político y ahora exmandatario Luiz Inácio Lula da Silva.

Rousseff, economista de 63 años, y la primera presidenta de un país gobernado hasta ahora por 39 varones, ha triplicado el número de mujeres que mantenía Lula en su equipo ministerial, pero a pesar de ser una representatividad histórica en Brasil, serán solamente nueve ministras en un gabinete que tiene un total de 37 miembros.

"Prometo mantener y defender la Constitución, observar las leyes, promover el bien general del pueblo brasileño, sustentar la unidad, la integridad y la independencia de Brasil", leyó ayer Rousseff en una sesión solemne encabezada por el presidente del Senado, José Sarney, que también es presidente del Congreso. Acto seguido, su vicepresidente, Michel Temer, recitó el mismo compromiso.Tras las fórmulas de rigor, Sarney, que fue jefe de Estado de Brasil entre 1985 y 1990, declaró a Rousseff y a Temer investidos como presidenta y vicepresidente del país, respectivamente, para el período 2011-2014. De esta forma, Rousseff, que fue ministra de Minas y Energía y de la Presidencia de Lula da Silva, se convierte oficialmente en su sucesora.

Dilma Rousseff llegó a la sede del Congreso bajo un torrencial aguacero que le impidió hacer el recorrido hasta el Legislativo a bordo de un automóvil de lujo sin capota, como es tradición en los actos de investidura de los presidentes brasileños.

A la ceremonia asistieron los jefes de Estado de Bolivia, Colombia, Chile, El Salvador, Guatemala, Guinea Bissau, Uruguay, Paraguay, Perú, República de Guinea, Surinam y Venezuela, así como el príncipe de Asturias, Felipe de Borbón, y la secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton. También estuvieron presentes el presidente palestino, Mahmud Abbas y los primeros ministros de Portugal, Corea del Sur, y Bulgaria.

Igualdad Brasil es uno de los países que presenta la menor tasa de mujeres en el Poder Ejecutivo de América Latina y esto es algo que la nueva presidenta está determinada a cambiar durante su mandato aumentando la cuota de mujeres en el poder político. La escasa presencia femenina se refleja en el Parlamento que iniciará una nueva legislatura el 1 de febrero próximo con una presencia casi testimonial de mujeres, 45 entre 513 diputados y 11 en un Senado con 81 miembros. De momento, en manos femeninas han quedado los ministerios de Planificación, Desarrollo Social, Pesca, Derechos Humanos, Igualdad Racial, Medio Ambiente, Comunicación Social, Cultura y de Políticas para la Mujer.

En una de su primeras declaraciones, la flamante presidenta de Brasil, aseguró ante la prensa que negociará con los militares acerca de revelar la verdad sobre las muertes de unos 400 opositores políticos y la desaparición de más de un centenar de otros durante la dictadura que gobernó el país entre 1964 y 1985. Según el diario Folha de Sao Paulo, Rousseff "desea dar una respuesta oficial del Estado brasileño a los familiares de los muertos y deasparecidos", y para ello "articulará un acuerdo con las Fuerzas Armadas, el Congreso y entidades como las de derechos humanos y la Órden de Abogados de Brasil".

"La intención es, en un plazo de dos años, construir un relato oficial y definitivo sobre las circunstancias de las muertes y desapariciones", agregó el informe.

ley de amnistía El primer paso de la estrategia de Rousseff es el de convencer al nuevo Congreso brasileño, que asumirá sus funciones en febrero, de aprobar la formación de una Comisión de la Verdad sobre los crímenes practicados durante el período dictatorial. Luego, la mandataria pondría en marcha la fase más difícil de su estrategia: la de convencer a los militares para que admitan los asesinatos políticos e informar a los familiares de las víctimas el paradero de los cuerpos de entre 130 y 160 desaparecidos, agregó el diario. Según Folha de Sao Paulo, "la presidenta ya trató este tema con asesores más cercanos, como el ministro de Defensa, Nelson Jobim", y espera convencer a los militares de que una respuesta oficial "cerraría posibles nuevas disputas en la Justicia" sobre la Ley de Amnistía, de 1979 y que, según entidades de derechos humanos, no beneficiaría a torturadores y responsables de la práctica de crímenes contra la Humanidad.