islamabad. Al menos 43 personas murieron ayer y 64 resultaron heridas en un atentado suicida contra un puesto de las fuerzas de seguridad en el cinturón tribal paquistaní fronterizo con Afganistán, donde pese a las operaciones militares la insurgencia conserva capacidad para lanzar grandes ataques.
Los hechos se registraron en la población de Khar, capital del distrito de Bajaur, donde una joven vestida con un burka (prenda que cubre todo el cuerpo desde la cabeza a los pies) detonó la carga explosiva que portaba frente a un dispositivo de la Policía regional.
De acuerdo con esta versión, 42 civiles, incluidos mujeres y niños, y un guardia fallecieron en la explosión, que causó heridas a otras 64 personas, incluidos cuatro miembros del cuerpo policial.
El atentado tuvo lugar cerca de varios edificios de la Administración pública y no muy lejos de un centro de distribución de raciones del Programa Mundial de Alimentos (PMA) de Naciones Unidas, donde cientos de personas desplazadas por el conflicto en el noroeste se habían congregado a esas horas.
Una portavoz del organismo multilateral, Israt Rizvi, aseguró que ningún empleado suyo, ni paquistaní ni extranjero, resultó afectado por la explosión, aunque los medios del país surasiático informaron de que el PMA suspendió sus operaciones tras el suceso. Las fuerzas de seguridad acordonaron la zona atacada, donde se impuso el toque de queda, y los heridos fueron trasladados al principal hospital de Khar.
El primer ministro paquistaní, Yusuf Razá Guilani, calificó el ataque como "una actividad brutal de insurgentes que no tienen respeto por lo humano y la religión" y ordenó la apertura de una investigación sobre lo sucedido. Guilani subrayó que los integristas están huyendo porque "el pueblo valiente de Pakistán está unido contra ellos", según un comunicado oficial.
Bajaur es una de las siete demarcaciones que forman las Áreas tribales administradas federalmente (FATA), un territorio inestable y limítrofe con Afganistán en el que buscan refugio miembros de facciones talibanes y de otros grupos extremistas como la red Al Qaeda.
En los últimos tres años, el Ejército paquistaní ha lanzado sucesivas operaciones contra la insurgencia en casi todas estas demarcaciones, aunque con un éxito desigual y rara vez duradero.
violencia El atentado de ayer en Bajaur llegó después de que el viernes un grupo de 150 insurgentes atacase cinco puestos de la guardia fronteriza paquistaní en la demarcación vecina de Mohmand. Este suceso se saldó con la muerte de 24 integristas y once soldados. "El Ejército controla la mayor parte de estas áreas (las FATA) pero su control es muy débil y los grupos insurgentes tienen aún una gran capacidad para lanzar ataques de vez en cuando", señaló el analista militar paquistaní Hasan Askari Rizvi.
El Gobierno estadounidense tiene en Pakistán un aliado clave en la lucha contra el terrorismo y para la estabilización del vecino Afganistán, y presiona en los últimos meses para que se amplíen las actuales ofensivas al bastión integrista de Waziristán del Norte.