madrid. El Gobierno pidió ayer a Marruecos reconsiderar su malestar por la moción del Congreso de condena de los incidentes violentos del campamento de El Aaiún y hacer un esfuerzo para recuperar la confianza desde el "respeto", con el fin de no dañar la cooperación fraguada en los últimos años.

El vicepresidente primero del Ejecutivo, Alfredo Pérez Rubalcaba, y la ministra de Asuntos Exteriores, Trinidad Jiménez, trasladaron este mensaje a las autoridades marroquíes después de su decisión de revisar la relación bilateral en todos los ámbitos.

El Gobierno hizo ver a Rabat que la moción aprobada en el Congreso con el respaldo de todos los grupos parlamentarios no representa una condena a la actuación de la Policía marroquí, sino a los sucesos violentos que hubo en el desalojo del campamento.

El embajador de España en Rabat, Alberto Navarro, ofreció el jueves las explicaciones al ministro de Exteriores marroquí, Taib Fassi Fihri, horas después de conocerse la medida de revaluar la relación.

Trinidad Jiménez, que acompaña a los Reyes en la Cumbre Iberoamericana de la localidad de Mar del Plata (Argentina), trató de restar importancia a la crisis generada por el país vecino y se mostró convencida de que las aguas volverán a su cauce desde el "diálogo respetuoso".

"Más allá de las fricciones verbales, le puedo asegurar que la relación con Marruecos es fluida y la estamos gestionando con toda normalidad desde el Gobierno", afirmó Jiménez ante una pregunta sobre si el Gobierno pedirá al Rey que intervenga y dejando entrever que por ahora no es precisa esa intercesión ante Mohamed VI. En la misma línea, Rubalcaba subrayó que existe "base de confianza" suficiente para seguir optando por reforzar unas relaciones que calificó de "estratégicas e importantísimas". "Por tanto, disponemos de una base que no había hacía algún tiempo, y esa base de confianza es la que me permite afirmar que estoy seguro de que vamos a superar cualquier situación o circunstancia que pueda producirse", añadió el titular de Interior en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros.

El secretario de Organización del PSOE, Marcelino Iglesias, desde Zaragoza, coincidió en que los sucesos de El Aaiún "no entorpecerán esas relaciones, que para España son fundamentales". El PP criticó la "tibieza" con la que el Ejecutivo socialista ha reaccionado a la "amenaza" de Rabat, según declaró a RNE su coordinador de Presidencia y Relaciones Internacionales, Jorge Moragas.

Moragas calificó de desproporcionada y no demasiado bien medida la reacción del país magrebí ante un pronunciamiento del Congreso que, según él, el Gobierno socialista debería secundar.

A pesar de la tensión, el dirigente del PP confió en que todo se arregle. "Estamos condenados a entendernos", dijo Moragas en referencia al trato entre ambos países.

El presidente de Melilla, Juan José Imbroda, en declaraciones a los periodistas, emplazó a Rabat a "serenarse" para no "crear una crispación mayor" que no beneficia a nadie. En su opinión, la moción aprobada por el Congreso no fue "muy hiriente", ya que se limitó a defender los derechos humanos.

Varias organizaciones y partidos políticos marroquíes han convocado para hoy una marcha que desembocará en la frontera con Ceuta para reclamar el fin de la "ocupación" de esta ciudad y de Melilla y "otros lugares bajo colonización española". Rubalcaba envió un mensaje de tranquilidad y garantizó que ambas ciudades están "plenamente seguras", sin querer alimentar la inquietud ante las repercusiones que pueda tener este acto.

Imbroda recordó que Ceuta "es una ciudad tan española como Albacete o Cuenca" y que una marcha de "algunos elementos convenientemente teledirigidos" no contribuye a la calma.

El primer ministro marroquí, Abás El Fasi, ya encabezó un manifestación que congregó a miles de personas el pasado domingo en Casablanca para protestar contra el Partido Popular y defender la marroquinidad del Sahara Occidental.