Vitoria. El fenómeno de la inmigración constituye materia sensible, categoría que se eleva hasta el rango de lo altamente inestable al combinarse con el problema de la delincuencia. Las cifras deben siempre superar el tamiz de la interpretación capacitada para adquirir sentido, si bien nunca está de más disponer de la información en bruto, algo a lo que la ciudadanía vasca no está acostumbrada. Ni siquiera las instancias oficiales tienen acceso a ella, bien para evitar la alarma social o para que no crezca el rechazo, algo que según los últimos estudios del Observatorio Vasco de la Inmigración, Ikuspegi, ya ha comenzado a suceder en la CAV pese a todos los esfuerzos de la Administración. De acuerdo con los datos a los que ha tenido acceso DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA, entre enero y noviembre de 2010, la Ertzaintza detuvo dentro de la Comunidad Autónoma a alrededor de 4.000 personas, de las cuales el 57% eran extranjeros y el 43% restante, nacionales. En la actualidad, el colectivo de inmigrantes representa el 6,4% de los residentes en Euskadi de acuerdo con los datos del propio Gobierno Vasco.

Establecer una relación de causa y efecto entre los arrestos y el origen de los detenidos resulta enormemente arriesgado, máxime cuando no se ahonda en el tipo de delito cometido. Quienes abogan por desterrar de las conciencias el binomio inmigración y delincuencia recuerdan que el mero hecho de no tener papeles ya consituye un delito e incluso motivo de detención, un factor que puede adulterar las conclusiones deducibles de los datos tomados sin más. No obstante, fuentes consultadas por este diario aseguran que nunca se arresta a una persona sin papeles a menos de que se niegue de forma expresa a ser identificada. Incluso señalan que muchos de los arrestos de personas no nacionales que practica la Ertzaintza no acaban engrosando las estadísticas. Es el caso de aquellos sin papeles que cometen un delito y son detenidos por los agentes. Comprobada su situación de irregularidad, son derivados a la sección de Extranjería de la Policía Nacional, por lo que nunca llegan a constar como intervenciones del cuerpo autonómico.

Las nacionalidades de las personas que pasan por comisaría vienen a ser un reflejo de su peso dentro de la CAV. Los países con mayor presencia inmigrante en Euskadi cuentan, por tanto, con más arrestos. El primer grupo es el de los marroquíes, con más de 400 detenciones. Les siguen de cerca los ciudadanos de Rumanía, Argelia con más o menos la mitad de arrestos, Colombia, Bolivia y Francia con cerca de un centenar, Ecuador, Georgia, Brasil, Venezuela, Perú, Nigeria y Argentina.

El debate sobre la inmigración en Euskadi está más vigente que nunca. Ha trascurrido mucho tiempo desde aquellas primeras oleadas de ciudadanos extranjeros que recalaban en Euskadi en busca de trabajo y eran recibidos con los brazos abiertos. Los embates de la crisis y el devenir del tiempo han provocado un vuelco de la situación y, de acuerdo con la última panorámica elaborada por el Observatorio Vasco de Inmigración, Ikuspegi, los vascos toleran ahora menos la inmigración.

¿más delincuencia? Además de manifestar su convencimiento de que los inmigrantes reciben más ayudas sociales que los autóctonos por parte de la Administración, son muchos los ciudadanos de la CAV que consideran que su llegada viene acompañada de un incremento de la delincuencia. El barómetro de Ikuspegi correspondiente a este mismo mes señala que un 61,4% de los vascos -un 10% más que el año anterior- cree que la presencia de extranjeros afecta negativamente a la seguridad ciudadana. Un 55,7% de los encuestados son aún más directos y aseguran que provocan inseguridad y delincuencia.

Según la opinión de quienes desvinculan la inmigración de la delincuencia, existen factores, como el de la edad, que ayudan a comprender las cifras. La mayor parte del total de arrestados tienen entre 20 y 30 años, que es la edad que tienen las dos terceras partes de la población inmigrante. También el menor nivel socio-económico condiciona la comisión de determinados tipos de delitos, o dicho de otra manera, los más pobres son más fáciles de capturar mientras que los autores de delitos denominados "de guante blanco", como la evasión fiscal, saben cómo no ser descubiertos.

Incluso van más allá al asegurar que el fenómeno de la inmigración en la CAV es de carácter muy variado, si bien las autoridades son poco sensibles a su diversidad, tratándola como un solo colectivo. Afirman que se considera a los extranjeros delincuentes potenciales y por tanto son sometidos a mayor vigilancia por las fuerzas de seguridad, lo que deriva en un aumento de sus niveles de detención y encarcelamiento.