La política siempre ha sido muy amiga de generar ricas galerías de metáforas para que cada uno interprete la realidad a su gusto, y esta tendencia se multiplica cuando la realidad de la que se quiere hablar es abstracta y apenas se deja entrever a través de intuiciones, verdades en construcción y especulaciones mejor o peor intencionadas.
Éste está siendo el caso del desarrollo del proceso de reflexión en el que la antigua Batasuna lleva embarcada desde hace más de un año. Desde entonces se mueve con cautela para evitar una nueva embestida como la que llevó de nuevo a prisión a la cúpula que lideraba Arnaldo Otegi. Se reúne en asambleas de barrio, se comunica a través del boca a boca, se cita con las demás sensibilidades políticas en torno a un café o visitando sus sedes, evitando siempre la presencia de informadores impertinentes,... lo que alimenta la creación de este clima de misterio en el que sólo las metáforas iluminan el camino y aumenta la expectación sobre cómo llegará este proceso a las ya próximas elecciones de 2011.
un reto a varias bandas La más que probable lectura "implacable" que se hará entonces de la Ley de Partidos obligará al sector político hoy ilegalizado a garantizar la "honestidad" de su evolución estratégica hacia la defensa del uso exclusivo de vías civiles y democráticas en su doctrina y, por eso, lleva meses inmersa en lo que ERC definió como una auténtica "ofensiva" política que ha llevado a sus portavoces a reunirse con la mayoría de los partidos políticos, e incluso con algunos medios de comunicación del Estado.
El reto es complicado y se juega en varios frentes. La melodía que ahora entonan los que fueron dirigentes de Batasuna -desde Arnaldo Otegi desde la cárcel, hasta Tasio Erkizia- necesita seducir a propios y extraños. En primer lugar, a los duros que entre las filas del MLNV aún se resisten a dejar que la estrategia de la confrontación violenta con el Estado caiga por su propio peso. Por otro, a los invitados a conformar una acción política conjunta; la marea popular soberanista y de izquierdas que, ya sea en forma de polo soberanista o de amplia suma de esfuerzos con objetivos compartidos (con EA, pero también con Aralar, Alternatiba, AB y quizá incluso con sectores de PNV, PSE y EB), está llamada a tomar el testigo de la lucha por el respeto a los derechos de los ciudadanos vascos en clave escrupulosamente civil y democrática. Por otro, a sus votantes -quemados tras la frustración del proceso de Loiola y decididos a dejar la vanguardia del MLNV en manos de sus portavoces políticos, como se ha reflejado en el proceso Zutik Euskal Herria. Y por último al Gobierno español y a la Justicia, responsables últimos de desmontar el entramado que hoy impide su normal ejercicio de la actividad política, y que dirán la última palabra respecto al futuro proceso de pacificación y normalización del conflicto vasco. "La estrategia eficaz para conseguir nuestros objetivos debe reposar en nuestra capacidad de seducción democrática", decía recientemente Otegi.
eta y las elecciones Estos son los dos factores que marcan ahora el tempo del contexto. La primera, alargando la respuesta que debe a los firmantes de las declaraciones de Bruselas y Gernika en las que los mediadores internacionales y la totalidad de las fuerzas de izquierdas y abertzales -incluida la antigua Batasuna- le reclaman que declare un alto el fuego "permanente y verificable" que franquee el avance de la política y acabe por fin con su amenaza violenta.
La segunda, la cita con las urnas, lo hace fijando un primer check point de este proceso que animará y retratará el desarrollo alcanzado. Ante ella, tanto los firmantes de Bruselas como los del Acuerdo de Gernika, animan también a ser consecuentes con los pasos dados por el MLNV al propio Gobierno español, que tendrá que maniobrar sin dejar grandes flancos abiertos al ataque de un PP conjurado para volver a La Moncloa utilizando poco más que este argumento y los que ofrecen la crisis y su gestión.
Por de pronto, el propio presidente reconoció recientemente los "pasos" dados por este mundo y prometía que, si se siguen dando, su esfuerzo "no será en balde". Además, esta misma semana se pudo saber que su Ejecutivo ha trasladado de manera reservada a dirigentes de algunos partidos que las informaciones que tiene apuntan a que ETA podría anunciar en las próximas semanas la organización terrorista importantes avances hacia su final, lo que a su vez coincidiría con la esperanza de Batasuna de que la organización escuche sus demandas y se quite del medio para dejarle el camino libre.
El pasado martes, Erkizia daba por "totalmente segura" la presencia de este sector en las elecciones, seguramente a través de un nuevo partido sobre cuyos estatutos ya trabajan como confirmó un día después en Onda Vasca su compañero Txelui Moreno. "Hay suficiente tiempo" para lograrlo, aseguraba Erkizia, sabedor de que el PSOE conoce "de primera mano" la melodía que ahora entonan y que -por seguir guiñando un ojo a las metáforas-, mientras trata de ablandar las últimas durezas dentro de su entorno y vencer las últimas suspicacias que quedan fuera de él, ya ha logrado al menos que quienes antes hablaban de "cantos de sirena", conjurados para no dejarse seducir por sus avances, hayan pasado a reconocer que perciben una "melodía" que suena cada vez mejor.